Las emociones no expresadas nunca morirán

                                                        Sigmund Freud

 

Pierda usted la esperanza de que todo aquello que se resiste a sentir finalmente pase. Solo pasa lo que sucede, solo se va lo que llega y se queda el tiempo que tenga que hacerlo. El autor de nuestro epígrafe, Sigmund Freud, sostenía que las emociones no expresadas se quedan enterradas vivas y aparecen más tarde de manera más fea.

Surgen ante cualquier adversidad o simple estímulo externo que evoque algún hecho doloroso de nuestra vida. En ese momento se disparan tanto la emoción original como todas las asociadas, en un caos indescifrable, cuando menos de momento y en un solo intento. Desenmarañar al menos una de las madejas emocionales que hemos venido enredando con los años es un proceso largo y doloroso.

Este caótico paquete emocional se presenta como una perturbación interna indefinible, a la que podemos llamar malestar existencial, que consiste, psicológicamente, en una pérdida de motivación, sensación de sinsentido de la vida y ansiedad creciente, por no poder alejar de nuevo las emociones que nos hemos resistido a experimentar, ni discernir y mucho menos comprender y controlar lo que nos está pasando. Ya sabe, si la ha sentido: pensamientos obsesivos, deseos de llorar sin motivo específico, insomnio, fuertes contracturas musculares, impulso a la hiperactividad, sobredimensionamiento de los problemas y sobrerreacción, explosividad.

Físicamente podemos detectarla como una opresión en el pecho o punzada en el corazón, taquicardia en la fase crítica, un nudo o bien vacío en el estómago, dificultad para respirar, hormigueo o adormecimiento en el cuerpo, entre otros síntomas.

La vida nos enfrentará una y otra vez a esas emociones que no supimos manejar en el pasado, y tampoco sabremos hacerlo en el momento en que eso suceda, porque no aprendimos de la propia experiencia. Esto no es por supuesto ni el karma ni una jugarreta del destino, es el inevitable proceso de evolución del autoconocimiento, de expansión de la conciencia. No podemos pasar a segundo año de primaria si no aprobamos el primero. Tan simple como eso.

Ya ve por qué es tan importante la ya muy famosa gestión emocional. No solo se trata de sentirse bien, en control y dominio de sí mismo, sino de ser apto para la vida, cada vez más hábil para disfrutarla en vez de sufrirla.

Esto del manejo de las emociones, propias y ajenas, es por supuesto una opción. Puede usted quedarse con el malestar emocional toda la vida, pero para alcanzar lo que en realidad desea: seguridad, amor, felicidad e incluso expansión de la conciencia –a lo que pocos aspiran–, hay que convertirlo en una forma de vida.

Esto implica identificación precisa y vivencia insoslayable de la emoción rechazada, para empezar, lo cual puede ser aterrador. Por eso, preferimos vivir con el piloto automático tomando las decisiones, y esto es la causa del estado de sufrimiento que llamamos infelicidad, y que no es otra cosa que mortificación auto infligida por resistencia a sentir. Su naturaleza es la de un dolor artificial, prefabricado, tolerable, que solo vamos aliviando a partir de compensaciones hormonales que nos proporcionamos con actitudes negativas y sus consecuentes conductas, que producen hormonas de placer y bienestar.

Suena complicado, pero en realidad es fácil de identificar en cada uno de nosotros y, por tanto, de comprender: cada vez que usted se queja, culpa a otros, impone su razón por la fuerza (emocional, física o verbal) e imagina escenarios catastróficos, libera dopamina o endorfinas, hormonas del placer, un muy perverso placer, ciertamente.

La dopamina se produce con la sensación de triunfo, el deber cumplido, la meta lograda; las endorfinas lo hacen cuando necesitamos aliviar dolor, estrés, ansiedad, pero ambas necesitan, obviamente, el vehículo de la actitud y la subsecuente conducta, ambas generalmente negativas cuando el piloto automático está al mando.

Para desencadenar estos procesos bioquímicos, nos complicamos la vida, pero esto lo veremos en el próximo artículo.

 

      @F_DeLasFuentes

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