La cinta de Todd Haynes cuestiona nuestra complicidad y afán por el chisme.
Nos encontramos en Estados Unidos, en un pueblo a un lado de la playa, cuya historia está marcada por un escándalo: Gracie es una mujer de 36 años que tuvo relaciones con un niño de 12 años, se “enamoró” y ahora, 20 años después, viven como pareja, con dos hijos. Trapos sucios salen a la luz cuando Elizabeth, una actriz galardonada, va a visitar a la infame pareja, con el pretexto de investigar a su personaje, pues interpretará a Gracie en una adaptación cinematográfica.
Este es un breve resumen de la trama de Secretos de un escándalo, distribuida por Netflix, protagonizada por las increíbles Natalie Portman y Julianne Moore, nominada al Oscar por Mejor Guión Original y dirigida por Todd Haynes, realizador conocido por largometrajes en donde la psicología de las personajes reina sobre la trama. Una de sus cintas más renombradas es Carol, nominada al Oscar en 2015 y que también se adentraba en otra escandalosa relación.
A diferencia de aquella cinta, que relataba la historia de dos mujeres enamoradas pero una de ellas casada, aquí nos metemos en aguas mucho más turbias. Aprobar una relación lésbica, algo totalmente natural, es mucho más viable que dar visto bueno a un caso de violencia sexual. El director y los personajes de la película lo saben, aunque la victimaria y la víctima en cuestión se la pasan todo el tiempo negándolo, como si su situación fuera una nublada por el romance. Sin embargo, Elizabeth tampoco es una perita en dulce, y se aprovecha de las circunstancias en las que se ha visto envuelta para manipular a quien tiene a su alrededor. ¿En quién confiar? En nadie, ni siquiera en nosotrxs, porque la cinta también nos juzga como una audiencia seducida por el morbo y qué tanto estamos dispuestxs a aceptar solo porque algo nos parece entretenido. Es como aquel episodio de la sexta temporada de Black Mirror, “Loch Henry”, en donde los protagonistas aprenden que amar los documentales de crímenes puede ser peligroso cuando la realidad está muy cercana a tu investigación.
En este caso, Elizabeth se aproxima tanto a la realidad, a encontrar “la verdad absoluta”, que se pierde en la obsesión, y lo mismo ocurre con Gracie y Joe, el hombre que perdió su infancia por la seducción, manipulación y subsecuente relación con Gracie. A veces es mejor quedarse con la duda cuando nos mueve mucho el morbo, sobre todo viendo esta cinta desde un punto de vista mexicano. Entre broma y broma, la verdad se asoma, ¿no?
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