Entre paisajes que evocan imágenes sacadas de un relato de ciencia ficción, al sur del continente americano, en la Provincia de Buenos Aires, Argentina, está ubicado El Ojo, un territorio flotante de poco más de cien metros de diámetro descubierto, al menos parcialmente, por el cineasta Sergio Neuspiller — aunque una investigación más honda revela que esta isla flotante existe desde principios de siglo.
Esta isla flotante está ubicada en el río Paraná, a su vez dentro de otro espacio que forma parte del delta de la corriente de agua que atraviesa territorios del noroeste argentino, que ocupan territorios desde Entre Ríos, Santa Fe y la desembocadura hacia el Río de la Plata.
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Se trata, según puede juzgarse por las imágenes que recoge Google Earth desde el año 2003, de una isla circular dentro de un lago apenas más grande, también circular, que ha adoptado esa forma debido a los giros constantes de la masa terrestre sobre su propio eje. Aunque su nombre lo recibe porque visto en forma cenital asemeja un ojo, lo cierto es que también puede observarse como una Luna en alguna de sus fases.
Las teorías sobre el origen
Pese a que el origen es incierto, las personas originarias de la zona ya han hecho de su historia algo digno de un cuento de ciencia ficción, ya relacionado incluso con fenómenos sobrenaturales, avistamientos, entre otras cosas.
En 2016, un grupo de científicos, cineastas e investigadores, entre los que se encontraba el director argentino antes mencionado, lanzaron una campaña a través de Kickstarter para conseguir los fondos suficientes para realizar una expedición a la zona y así realizar estudios que ayudaran a desvelar los misterios alrededor de esta isla flotante. Sin embargo, la recaudación no logró concretarse, pues de los 50 mil dólares que necesitaban para su objetivo, sólo lograron conseguir una quinta parte, así que la misión se vio truncada.
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Se le objetan al territorio características particulares en contraste con la zona, pues informes revelan que, contrario a lo predominante en la zona, el agua de El Ojo es clara, y fría, así como también se muestra una firmeza sorprendente en la tierra de la isla.
Asimismo, se atribuye, aunque a nada en específico, pues no se ha estudiado a detalle, que algunos aspectos clave del territorio revelan que pudo haber servido como asentamiento, hace tiempo, a algún grupo étnico, o incluso de haber servido de cementerio.
Por lo demás, desde su descubrimiento, su origen, duración y todo lo que le rodea, es un misterio: al día de hoy no hay registro de algún estudio o investigación.
DG