En San Luis Potosí y en otros lugares de México están sacando agua a quinientos metros bajo el suelo. Las tierras mexicanas se secan irremediablemente.
Lo mismo está pasando en España. En Cataluña racionan el agua y en Andalucía la tienen que llevar en barcos. Las desaladoras europeas no dan abasto para que más de quinientas millones de personas puedan beber.
Este paisaje desolador también ocurre en Francia, Marruecos, Portugal y en todo el centro europeo. Moldavia y Ucrania, dos de los países que más llueven en todo el planeta, están secos. Pero también se da en el resto de América, Asia, Oceanía y especialmente en África.
Por primera vez en la Historia estamos asistiendo a una sequía planetaria. El agua se ha convertido en el bien más preciado. Las cosechas mundiales se están echando a perder mientras los agricultores europeos se levantan en pie de guerra por esta falta de agua.
Desde hace muchos años se escuchaba que la guerra de verdad vendría por el agua. Ya ha empezado. Y ¿qué hacen los gobiernos por paliarlo? Porque sí hay manera. Desde desentrañar el subsuelo para encontrarla, hasta el bombardeo de nubes para que llueva y no para que haya más sequía en el planeta. No es normal lo que está ocurriendo. Por supuesto que asistimos a un cambio climático y que los efectos del Niño y la Niña están sacudiendo al planeta. Pero hay algo más. La mano negra existe, siempre existió. Ahora no iba a ser la excepción en un planeta dónde cada vez hay menos agua.
@pelaez_alberto