Luego de once días ininterrumpidos de actividades literarias, el director general de la FIL Minería, Fernando Macotela Vargas, así como la Dra. Ernestina Yépiz, quien funge como directora de Literatura del Instituto de Cultura de Sinaloa y Rubén García Morales presidieron la conferencia de clausura de la edición 45 de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería.
El director general del evento cultural mencionó que los números y estadísticas aún no están disponibles para saber la cantidad de títulos vendidos en cada uno de los stands, pero reconoce que sí hubo una muy buena respuesta de compra de las y los lectores, pues algunas editoriales incluso “tuvieron que resurtirse”.
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Asimismo, destacó que “la feria ha iniciado un proceso de recuperación” y, por tanto, cree que “este es el inicio de una curva (de crecimiento) ascendente” de la que espera comunicar noticias favorables en los próximos meses. Apuntó que el número de asistentes sobrepasó los 111 mil, por lo que pudo verse un aumento de poco más de diez asistentes con respecto al año anterior, en el que se contabilizaron 100 mil 97.
Finalmente, hizo mención sobre la buena organización del personal a cargo de mantener en óptimas condiciones la funcionalidad de la feria, y precisó que editoriales como la Universidad de Nuevo León, la Universidad Autónoma Metropolitana, la misma UNAM e incluso expositores como Cita a ciegas se acercaron al personal para agradecer la gestión y mencionar aspectos destacables. También se dijo emocionado de la presencia de los jóvenes dentro de las actividades que, por cierto, ascienden a más de un millar, repartidas entre presentaciones, talleres, conferencias, entre otras.
Sinaloa: el estado invitado
“Para nosotros ha sido muy significativa la Feria de Minería”, espetó la Dra. Ernestina Yépiz. “Nos ha permitido mostrar este universo cultural, literario y científico también”.
Abundó en la diversidad de voces de que está compuesto el panorama literario de Sinaloa, y agradeció, entre otras cosas, a la UNAM y a la FIL por el cobijo, así como también por el espacio que tuvieron dentro de este festival de letras porque, precisó, les permitió observar el panorama literario sinaloense desde otras perspectivas más amplias. “Es asombroso y grato ver que Sinaloa es un pozo cultural”, enfatizó.
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En lo que respecta a los números, la también poeta sinaloense dijo que sus decenas de actividades fueron sumamente concurridas, que incluso tuvieron que pedirles a sus más de 2 mil asistentes diarios que “guardaran silencio”, dijo entre risas. Cree que se dio en gran medida a la variedad, pero sobre todo a la presencia de las mejores plumas femeninas de la región. En total, dentro de su pabellón, se realizaron 67 actividades. Asimismo, mencionó que, al corte de se vendieron más de mil 400 libros, y dice que cree que se debió principalmente a que tienen títulos muy llamativos, pero también a un precio muy asequible para todos los bolsillos.
Finalmente, en la lista que ella misma dio de los libros más vendidos, se encuentran, entre otros: La aguja en el pajar de la poeta Carmen Boullosa, Chispas de un mismo fuego de Aleyda Rojo, Culiacán, culiacanes y culiacanazos de Ronaldo González Valdés, así como también las distintas versiones que han estado reeditando y compilando de la cuentista Inés Arredondo, quien fuera originaria de Culiacán y sobre la que destaca la Dra. Yépiz: “es una obra que se sigue leyendo bastante. Creo que (Inés Arredondo) está más vigente que nunca y se seguirá leyendo por mucho tiempo más”.
LEO