Estamos inmersos en el principio del tercer año de la guerra entre Rusia y Ucrania y como en todas las guerras, todos pierden. Claro, que unos más que otros. Han sido dos años de ataques y contraataques con un número de muertos, heridos, desplazados y damnificados de centenares de miles.

La historia ha cambiado en estos veinticuatro meses de manera radical, al menos en términos económicos. Tras la invasión rusa los países occidentales trataron de contener financieramente a Moscú. Buscaron la confiscación de activos y vetaron al petróleo y al gas ruso. Los oligarcas fueron expulsados de muchos organismos y a unos cuantos les confiscaron sus bienes por diferentes partes del mundo. Se trató de una batalla financiera contra el Kremlin, una guerra económica encubierta.

El rublo se desplomó y la inflación alcanzó niveles desconocidos en décadas. Rusia tenía todos los ingredientes para una recesión.

Sin embargo todo cambió. El contexto actual no tiene nada que ver con el principio de la guerra. La economía rusa ha crecido más rápido que todo el G7 el año pasado y así seguirá durante este año. El Fondo Monetario Internacional habla de la fortaleza económica rusa y su previsión de crecimiento ha pasado del 1.1% al 2.6%. Y todo ello a pesar de que el presupuesto de defensa ruso se encuentra en niveles muy altos. Con un presupuesto del 40%. Moscú tiene cifras en gasto de defensa que no se veían desde la época de la URSS.

¿Quién está detrás de este “milagro económico”? Por una parte, los hidrocarburos a pesar de las sanciones. Moscú no mira a Europa sino hacia Oriente. Por otra parte, la ayuda inestimable de China a quien por cierto le vende casi todo el petróleo y además las transacciones son en yuanes chinos y no en dólares. Las relaciones comerciales rusas miran ahora hacia el este, lo que le está proporcionando el oxígeno suficiente para controlar su economía.

Estamos en una guerra de desgaste aunque el gigante ruso ha podido sacar pecho mientras Ucrania se ahoga a pesar de la ayuda internacional.

 

      @pelaez_alberto