Tras la conclusión de la conferencia de clausura de la 45 Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, el director general de esta última ofreció algunos minutos ante los medios de comunicación y aprovechó para aclarar que la feria no está en números rojos ni de ningún color. Que eso fue algo que nunca dijo, sino que lo dijo “un compañero de ustedes, de algún medio”.
Sin embargo, mencionó que “la feria no es una tienda” y que cada edición de la feria es autónoma de la anterior, por lo que “no podemos tener números rojos (…) porque nosotros planteamos un presupuesto, lo damos a conocer y nos tenemos que ajustar a eso. Pero no es que –ironiza– “ay, salió perdiendo, nos tenemos que recuperar el año que entra”, (pues) las actividades culturales no se administran así”, enfatizó. Sí reveló, sin embargo, que el presupuesto que la feria tuvo para este año fue de 12 millones de pesos.
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En un intento por profundizar con ese tema respecto a la feria, el también gestor cultural dijo a los medios que aunque hay varios problemas, en esta ocasión no hablaría de ellos ante los micrófonos, empero, sí mencionó que: “cuando ustedes vean lo que yo creo que serán los ajustes, pues me van a entender”.
Respecto a la probabilidad de modificar el costo del boleto de entrada, que para esta edición no es mayor a los 25 pesos, subrayó que “no creo que sea objeto de modificación”. Aunado a lo anterior, dijo que, en relación a los presupuestos y en comparación con otros eventos, incluso de distinta índole, la FIL (Minería) tiene que tener mucho cuidado. Paralelamente, hizo mención del prestigio que tiene la feria a estas alturas, y que es tal que “da para cuatro ferias”, y enumeró los distintos espacios que rodean el Palacio de Minería y que también venden libros y realizan algunas actividades.
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Ante el cuestionamiento sobre la manera en que se gestionaría la separación que la feria sufrió con algunas editoriales, el director general de este evento cultural destacó que para esta edición se unieron 12 editoriales nuevas. En suma, dijo que los ajustes que seguro han de realizarse respecto al reglamento de stands no cree que sean de mucha relevancia.
Finalmente, a manera de broma, respondió a la pregunta de quién había sido el que eligió la foto del escritor Gabriel Zaid, y dijo que había sido un joven muy joven que seguro creyó que todo lo que hay en el internet es infalible. Ante el error –pues la foto que habían puesto del también ensayista no correspondía en realidad a él– sólo mencionó que se dieron cuenta a buena hora y pudieron retirarla sin problema alguno.
LEO