Entre tanta palabrería se perdió la principal propuesta de campaña de Xóchitl Gálvez.
No fue la construcción de una mega cárcel (para lo cual podría utilizar el esqueleto de la inútil farmaciotota), ni las ayudas para familiares que cuidan a enfermos.
La propuesta es el cambio radical de la fallida estrategia de seguridad; en eso se puede sintetizar.
Que el Ejército deje de administrar aeropuertos y trenes y se concentre en el combate a la delincuencia organizada.
Tan sólo esa propuesta, que tendrá que ir desarrollando conforme avance la campaña, hace una enorme diferencia entre lo que propone su rival, la candidata oficial Claudia Sheinbaum.
Hoy por hoy el principal problema del país es la inseguridad; está en todas partes en buena medida por la decisión del gobierno de no combatir y/o justificar con el viejo cuento de la herencia maldita, a los principales cárteles.
En su arranque de campaña, Sheinbaum ni siquiera se refirió al Ejército, solo hasta que los medios dieron cuenta de la omisión fue que declaró que los de verde olivo se quedarán en las calles “el tiempo que sea necesario’’.
Nada que devolverlos a su tarea ni sustraerlos de las actividades administrativas o evitar que se conviertan en rellena-baches.
Sheinbaum dice que combatirá la delincuencia “a partir de la construcción de la paz y no la guerra’’, lo mismo que dijo López Obrador en su toma de protesta.
¿Cuál es o será la fórmula que propone la candidata de Morena para recuperar los territorios tomados por el narco, que abarcan cada día una extensión más grande del país?
Hasta ahora, a tres días del arranque de la campaña presidencial, Gálvez ha marcado una diferencia en cuanto a la propuesta de seguridad, un cambio total de la estrategia.
Pero apenas es el comienzo.
Seguro en los próximos días se tocarán otros temas; de Sheinbaum deseamos escuchar propuestas propias, no la repetición de todos los dichos de López Obrador en las Mañaneras.
¿Será posible?
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Seguramente Alejandra Barrales estará lamentando ir como segunda de la fórmula del Movimiento Ciudadano por la senaduría de la CDMX.
Y cómo no, si el primer lugar lo ocupa la locuaz Sandra Cuevas, que ayer se aventó la puntada de proponer que ningún político, incluido el Presidente, gane más de 50,000 pesos mensuales.
Se vale que en campaña se utilicen casi todos los recursos para llamar la atención, pero, la verdad, Cuevas está en otra órbita.
Barrales nunca ha sido de estridencias; es una mujer sería, pero como compañera de fórmula de Cuevas ha de estar padeciendo la incipiente campaña.
Bien dicen que si no la controlas, ni te le acerques.
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¿Qué harán las autoridades electorales de la CDMX hasta las evidencias grabadas de cómo hordas de morenistas están quitando la propaganda de Santiago Taboada en diferentes partes de la ciudad?
¿No merecerá siquiera un amago de investigación, una llamada de atención o algo parecido?
Porque ni pensar en una sanción cuando ya se vio que las autoridades electorales (las locales y las federales) están pasmadas.
Ojalá lo que ocurrió ayer, dos días después del arranque de las campañas, no vaya a ser el patrón que veamos los próximos 87 días.
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En la historia diaria del precandidato o candidato asesinado, ayer tocó al PT.
Su precandidato a la alcaldía de Atoyac, Guerrero, Alfredo González Díaz, fue asesinado por un grupo de sicarios sin que se detuviera a alguno de los responsables.
Uno más a la estadística del proceso que, según Sheinbaum y López Obrador, será “tranquilo y pacífico’’.
Una fiesta, pues.
@adriantrejo