La crisis por el desabasto de agua que afecta a miles de familias en la Ciudad de México, se ha convertido en un negocio fructífero para los grupos delictivos, que cada día ejercen un mayor control y cobros excesivos de la distribución de pipas con el líquido, alertaron especialistas y diputados.
El presidente del Consejo Consultivo del Agua, Raúl Rodríguez Márquez, en entrevista con 24 HORAS denunció:“Las pipas son una mafia que cada vez está creciendo más y que la calidad del agua que tienen es cada vez más dudosa. Hay ya grupos delincuenciales que están controlando este sistema de pipas y de los organismos operadores de agua de muchos lados en el país”.
En la capital hay zonas donde no llega el líquido y deben comprarlo; tan sólo en el Hospital General Eduardo Liceaga ha sido abastecido con aproximadamente un millón 340 mil litros de agua mediante pipas, desde el 17 de enero a la fecha, dijo.
La emergencia puede llevar a los directivos a tener que comprar pipas sin saber su procedencia, si fue de manera ilegal.
“Lo peor es la parte donde la delincuencia organizada está tomando de alguna manera el control de las fuentes de abastecimiento de agua, ya se ha advertido, los mismos pobladores lo han dicho, no solo la mafia de las pipas”, abundó.
El coordinador del PAN en el Congreso de la Ciudad de México, Federico Döring, dijo que muchas personas han detectado que los conductores de pipas venden una de 10 mil litros de agua, que tiene un costo de mil 100 pesos en mil 800 y hasta 2 mil 500 pesos.
Raúl Rodríguez dijo que otro tema a tratar por las autoridades es saber de las extracciones ilegales, algo similar a los combustibles, pero es más difícil porque las redes de conducción del agua son muchos más grandes.
Pese a que no se cuenta con una cifra oficial sobre el huachicoleo del agua podría ser mayor a la de su extracción legal, advirtió.
En enero de 2024, el jefe de Gobierno, Martí Batres, reveló que realizaban operativos para detectar tomas clandestinas y en el pueblo de Magdalena Petlacalco, en la alcaldía Tlalpan, encontraron un predio donde llegaban las pipas con capacidad de 10 mil litros, cargaban por las noches y salían a vender el agua.
Eduardo Vázquez, presidente de Agua Capital, dijo que las autoridades federales y locales deberían de hacer mucho más, y no sólo limitarse a estar explotando nuevos pozos y mucho menos no frenar las tomas clandestinas, porque las consecuencias futuras serán graves.