Querétaro se encuentra en una situación sin precedentes en el país: todos sus municipios están afectados por niveles extremos de sequía, según datos de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario (Sedea).
Ante esta preocupante realidad, las autoridades de los tres niveles de gobierno han firmado un convenio de colaboración para abordar esta crisis hídrica.
El convenio tiene como objetivo prevenir, extinguir y mitigar los efectos de la sequía en el ecosistema. Es un paso crucial para enfrentar una situación que impacta significativamente a la región, no solo en la disponibilidad de agua, sino también en la agricultura, la biodiversidad y la calidad de vida de las comunidades.
La zona serrana ha sido particularmente afectada, con una disminución preocupante del agua en los manantiales, que son fuentes primarias de abastecimiento para muchas comunidades.
La Comisión Estatal de Aguas (CEA) trabaja en estrategias específicas para enfrentar la sequía durante la temporada de estiaje, pero se reconoce que se necesita un enfoque integral que aborde también el cambio climático.
El llamado del gobernador de Querétaro a la población para hacer un uso racional del agua es crucial en este contexto. Cada acción individual en el cuidado y la conservación del recurso hídrico puede marcar la diferencia en el ahorro y la sostenibilidad a largo plazo.
Los datos del Monitor de Sequía de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) son alarmantes: todos los 18 municipios de Querétaro se mantuvieron en niveles de sequía extrema y excepcional durante la segunda quincena de febrero y la primera de marzo. Esta situación afecta especialmente a municipios como Amealco de Bonfil, Colón, Corregidora, Ezequiel Montes, Huimilpan, El Marqués, Pedro Escobedo, Querétaro, San Juan del Río, Tequisquiapan y Tolimán, así como a Pinal de Amoles, Arroyo Seco, Cadereyta de Montes, Jalpan de Serra, Landa de Matamoros, Peñamiller y San Joaquín.
Es imperativo que se tomen medidas inmediatas y efectivas para enfrentar esta crisis. La colaboración entre los distintos niveles de gobierno, el compromiso de la población y la implementación de estrategias de gestión del agua son fundamentales para garantizar un futuro sostenible para la región y actuar con determinación frente al cambio climático y sus impactos cada vez más evidentes.