El escritor venezolano Alberto Barrera Tyszka (Caracas, 1960), ganador del Premio Herralde de Novela por La enfermedad (2006), está próximo a publicar su sexta novela, El fin de la tristeza, nuevamente bajo el sello de Penguin Random House.
Pese a que se hizo de un reconocimiento más amplio a partir de ser reconocido con el premio que lleva el apellido del fundador de Editorial Anagrama y más tarde, cuando gracias a su novela Patria o muerte se hizo del Premio Tusquets de Novela en 2015, su nombre lleva haciendo eco desde los años ochenta, cuando formó parte de «Guaire».
Dicho grupo, del que también formaron parte poetas como Rafael Arráiz Lucca, Yolanda Pantin y Alberto Márquez buscó salirse del sendero de la poesía ortodoxa de la época y entonces hacer frente a partir de una nueva tradición poética que tenía como origen y principal objetivo una cosa: las calles, las conversaciones en esos caminos
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(Ese movimiento vanguardista puede encontrar similitudes, probablemente dispares, en el Infrarrealismo, fundado en la Ciudad de México por un par de decenas de poetas entre los que destacaba Roberto Bolaño y Mario Santiago Papasquiaro.)
Desde entonces, el nombre del también poeta venezolano, de quien su obra ha sido traducida a idiomas como el alemán, inglés, francés, mandarín, polaco, entre otros, ha hecho fondo en la memoria de sus lectores.
En suma, es probable que su labor como columnista, cronista e incluso guionista de telenovelas y teleseries haya ampliado el imaginario colectivo en que su nombre aparecía. Su amplio oficio en la escritura, siempre de la mano de ese quehacer poético, le ha hecho hueco en diarios como El País, el New York Times y Letras Libres.
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Finalmente, tras el recorrido por los años para llegar hasta el presente, haciendo un breve repaso por su biblioteca personal y quizá erigiendo una curiosidad más profunda para con sus lectores (y quienes aún no lo son), vale recuperar un apunte del cronista y novelista mexicano Juan Villoro a propósito de El fin de la tristeza, la nueva obra del escritor venezolano:
«En un país opresivo y disfuncional, Gabriel Medina quiere vivir sin realidad. Desea estar al
margen, pero una trama incontenible lo sitúa en el centro de los sucesos. […] Alberto
Barrera Tyzska ha escrito un inquietante thriller de la conciencia».
CSA