Las mismas encuestas en las cuales aventajan como aspirantes a la Presidencia de la República, Claudia Sheinbaum Pardo y, para la jefatura de Gobierno, Clara Brugada Molina, indican, además de la seguridad, a la corrupción como uno de los temas pendientes percibidos como centrales por la sociedad mexicana.

Para muestra el botón representado por la más reciente de El Financiero este martes. En ella, 43 por ciento estima “muy mal” el combate al fenómeno y 41 por ciento “muy bien”. Es el tema donde hay “más empate” en contraste con seguridad o apoyos sociales con opiniones muy polarizadas.

Si esto se aplicara por alcaldías tendríamos resultados significativos. Brugada no dejó pasar la ocasión en la entrevista con Ciro Gómez Leyva de asociar el tema con el adversario. Reiteró, ahora con el “cómo se llamó la obra”, tres escenas de uno de los asuntos omitidos después del debate y hasta ahora por Santiago Taboada, su principal competidor: primer acto, el exalcalde de Benito Juárez compra un departamento con un crédito de cinco millones; segundo acto, con un salario de servidor público lo liquida en menos de cuatro años; tercer acto, se vende la misma propiedad por 14 millones a un proveedor de la alcaldía. La exalcaldesa de Iztapalapa tituló como “corrupción” la secuencia representada en la entrevista.

Sheinbaum y Brugada son enfáticas en un interés común a privilegiar, desde la Presidencia de la República y la jefatura de Gobierno de la CDMX: la estrategia anticorrupción.

En la presentación de su programa en materia de transparencia y Gobierno honesto, la exjefa de Gobierno anunció una política de Estado basada en la creación de una agencia federal anticorrupción, la reestructuración de la Secretaría de la Función Pública, el fortalecimiento de la transparencia en los contratos públicos. Sin rehuir con ello a la implicación del fenómeno como una realidad vigente.

No fue necesario decir nombres en la argumentación de la propuesta. “No puede conducir un Gobierno honesto quien tiene una historia de corrupción(…). No puede conducir el Gobierno de la ciudad quien está asociado a corrupción inmobiliaria”. Ahí quedó la alusión.

La batalla contra la corrupción fue reivindicada también por la candidata puntera para suceder a Martí Batres —con una media de 15 puntos de distancia de acuerdo con la mayoría de las encuestas y difíciles de revertir para el segundo lugar—, quien sintetizó los resultados de investigaciones contra el denominado cártel inmobiliario: 31 vinculados a proceso, un exalcalde de Benito Juárez preso e inmuebles recuperados.

La decisión del próximo 2 de junio tendrá como una de sus definiciones la cercanía o distancia respecto de la corrupción. Si las encuestas, síntesis debatibles de valoración de virtudes y defectos de los candidatos alrededor de los cuales se comenta están “diciendo” algo, aquello implicado por ellas no favorece a la oposición.

El telón desplegado ante una ciudadanía informada y observadora permanece abierto.

 

        @guerrerochipres