Lo que se veía lejano y parecía imposible sucedió la semana pasada, el presidente Andrés Manuel López Obrador, sus decisiones y las de su esposa fueron respaldadas por la oposición ante dos hechos lamentables.
A unos días del primer debate presidencial, simpatizantes de la 4T publicaron un video en el que se observa a Juan Pablo Sánchez Gálvez, hijo de Xóchitl Gálvez, insultar en estado de ebriedad a dos trabajadores de un bar.
Hecho por el cual salió a ofrecer una disculpa, aclaró que tuvo lugar hace un año y en consecuencia renunció a seguir colaborando como coordinador de las redes de jóvenes de la campaña de su mamá.
De inmediato las redes se inundaron de ofensas en contra de Juan Pablo y de la candidata; sin embargo, la señora Beatriz Gutiérrez, esposa del presidente López Obrador, mostró solidaridad con el hijo de Gálvez Ruiz y pidió que, en el marco de la contienda electoral no meterse con los hijos de los contendientes.
Por supuesto que el mensaje causó sorpresa y la suspicacia de que más allá del mensaje estaba la intención de blindar a su hijo, Jesús Ernesto y a sus hijastros López Beltrán, a los que la oposición y su candidata, Xóchitl Gálvez han acusado de presunta corrupción.
Y así fue. Más tardó Gutiérrez Müller en expresar su “solidaridad” con el hijo de Xóchitl Gálvez que en lo que se publicó un nuevo video, pero ahora del hijo menor del presidente: Jesús Ernesto López Gutiérrez.
Al inquilino más joven de Palacio Nacional, que todavía es menor de edad, se le observa en una fiesta, condicionando a sus futuras invitadas a celebrar su cumpleaños a llevar a unas amigas.
Con este video queda en duda si el mensaje de Beatriz Gutiérrez de presunta solidaridad y que en su momento fue agradecido por Xóchitl Gálvez, era sincero o solo -como la expresión popular- se curaba en salud.
En lo que sí hubo un respaldo unánime y sin regateos de la oposición fue en la postura del gobierno de México en contra del asalto que hicieron las autoridades de Ecuador a la embajada mexicana en Quito y que llevó al rompimiento de relaciones diplomáticas con dicho país.
Jorge Glas, el personaje que se encontraba resguardado en la embajada mexicana fue vicepresidente de Rafael Correa y condenado, en 2018, a ocho años de prisión por recibir sobornos de la constructora brasileña Odebrecht; sin embargo, logró la libertad condicional a los cuatro años pero en 2023 fue requerido, otra vez, por la justicia ecuatoriana para responder por otro caso de corrupción.
Hay causas que van más allá de las ideologías, una de ellas son los hijos y su defensa ante injurias, pero no ante actos ilegales y otra por supuesto es la Patria.
Y es que, más allá de las razones que pueda tener Ecuador, no hay nada, absolutamente nada, que justifique el asalto de ese país a la embajada mexicana. ¡Con México, no!
Y en Pregunta Sin Ofensa:
Entonces. ¿Quién te convenció en el debate?
@aguilarkarina