Habitantes de la ciudad de Orsk, parcialmente sumergida por las aguas, protestaron ayer contra la gestión de las autoridades por las históricas inundaciones que azotan las regiones de los Urales y de Siberia occidental en Rusia.
El rápido deshielo y las lluvias torrenciales provocaron el desbordamiento de los ríos Ural y Tobol, cerca de la frontera con Kazajistán, y las autoridades advirtieron de que las aguas subirán peligrosamente en las próximas 48 horas.
Decenas de personas se manifestaron en Orsk, una ciudad de 220 mil habitantes que quedó inundada el fin de semana tras la rotura de una presa, en una rara muestra de disidencia en Rusia.
Videos difundidos en redes sociales mostraron a personas gritando “¡Vergüenza! ¡Vergüenza! ¡Vergüenza!” y “¡Putin, ayuda!”, en referencia al Presidente.
El mandatario ruso no tiene previsto visitar las zonas inundadas, según el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. Las manifestaciones públicas en contra del gobierno son ilegales en Rusia y son duramente reprimidas.
La oficina del fiscal de Oremburgo, donde se sitúa Orsk, advirtió ayer a sus residentes de que podían ser detenidos si participaban en concentraciones “no autorizadas”.
En Orsk, la ciudad más afectada hasta ahora, 99 personas resultaron heridas y nueve fueron trasladadas al hospital.
Las autoridades de las regiones fronterizas de Kurgán y Tiumén decretaron estado de emergencia. /AFP