El museo neoyorquino sustituye a Occidente como protagonista de sus salas con 4 mil piezas provenientes de 200 culturas del continente africano.
El Museo Metropolitano de Arte (MET) de Nueva York, una de las mayores pinacotecas del mundo, quiere ofrecer a sus millones de visitantes, una visión menos “occidentalocéntrica” y poner el foco en África y sus 3 mil años de historia cultural.
Es también una forma de que el cuarto museo del mundo en número de visitantes atraiga a más afroestadounidenses y a la diáspora africana en la megalópolis multicultural de Estados Unidos, reconoce el director general del MET, Max Hollein, en una entrevista.
El prestigioso museo neoyorquino, situado junto a Central Park en la 5a Avenida de Manhattan, desde 1870, espera exhibir 4 mil obras africanas (de un total de 1.5 millones de piezas) procedentes de más de 200 culturas de la actual África subsahariana, según los directivos.
Tras invertir decenas de millones de dólares en acondicionar las salas, el MET reabrirá su ala Michael C. Rockefeller en la primavera de 2025, que desde 1982 alberga todas las artes de África, Oceanía y América anteriores a la colonización europea.
“Queríamos una arquitectura y una escenografía completamente nueva para exponer el arte africano”, presume Hollein, historiador de arte austriaco de 54 años y primer europeo al frente del mayor museo de Estados Unidos.
Al “ofrecer una perspectiva mucho más amplia” y abrirse a África hace más de 40 años, “el ala Rockefeller ya había marcado una evolución importante para este museo” fundado y financiado por mecenas y coleccionistas de obras de Europa, América, Asia, Medio Oriente y la antigüedad griega y romana, recuerda Hollein.
“Queremos asegurarnos de que no tenemos simplemente una perspectiva occidental o eurocéntrica”, asegura el experto.
A finales de 2023, por ejemplo, firmó un acuerdo con museos de Nigeria para “facilitar la digitalización y el inventario” de sus obras.
Con la ayuda de los países interesados, el MET también organizó en 2020 una grandiosa exposición sobre las artes de los imperios sahelianos en la Edad Media (Ghana, Mali, Songai y Segú) y otra más modesta, que terminó en marzo, sobre la influencia milenaria del
Imperio bizantino en las artes de los cristianos de Egipto, Túnez, Etiopía y Sudán.
Para Hollein, hay que alejarse de un enfoque occidental etnocéntrico de las obras de arte y “dejar de ver estos objetos (africanos) simplemente porque influyeron en el arte europeo moderno”.
Y para “implicarse” aún más en África y situar las obras en su contexto local, Hollein viajó a finales de marzo a Sudáfrica, Zimbabue y Tanzania para reunirse con conservadores de museos, historiadores y artistas contemporáneos.
El responsable del MET tuvo acceso a algunos yacimientos arqueológicos excepcionales: Gran Zimbabue, las ruinas de una ciudad medieval en el sur de este país del África meridional, y la isla tanzana de Kilwa Kisiwani, los restos de una ciudad medieval declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
En el ala Rockefeller se expondrán videos con nuevas descripciones de estos yacimientos. /