La muerte de tres hijos y varios nietos de Ismail Haniya, el máximo líder del terror de Hamás, por morteros israelíes en la ciudad de Gaza, representó un acto de ultraje y dolor al terrorismo islamista. Este es un atentado para seguir recordando a Hamás que Israel no va a parar hasta aniquilar a todo lo que huela a los terroristas que están en contra de los israelíes.
Las autoridades hebreas adujeron que los tres hijos de Haniya eran milicianos y que por eso decidieron acabar con sus vidas. El líder terrorista, que vive a caballo entre Turquía y Qatar, visita una y otra vez Oriente Medio recaudando fondos para su “causa”. Y entre visita y visita viaja con frecuencia a Irán. A finales del mes de Marzo estuvo en Teherán. Fue, nada menos que una visita oficial como si fuera un Jefe de Estado.
No hay que olvidar que Irán es la “bestia negra” del Estado de Israel desde hace muchos años. ¿Qué hacía el máximo líder de Hamás intrigando en Irán? Evidentemente fue a pedir dinero y sobre todo a recordar lo mucho que Israel “odia” al país de los persas, algo que crispa a Irán que sólo piensa en cómo acabar con el Estado de Israel.
Hay algo más que se nos escapa. Mientras en Occidente la muerte es lo más trágico que existe, para los fanáticos terroristas islamistas, la muerte representa una honra, el momento culmen de la vida. Por eso, las palabras de Haniya en el momento exacto en que se enteró del fallecimiento de sus hijos fueron anormalmente frías. Haniya visitaba a los enfermos de un hospital cuando se enteró. “Agradezco a Alá el honor que me ha dado. Mis hijos han muerto como mártires” dijo impertérrito. En eso, como en muchas otras cosas nos ganan. Mientras en Occidente, cada vez adolecemos más de valores, ellos sin embargo se robustecen. Por eso, lo peor está por llegar y la batalla la vamos perdiendo.