El presidente Daniel Noboa ordenó ayer que no se realicen actividades laborales públicas y privadas durante dos días en Ecuador, ante la crisis de electricidad causada por un déficit histórico en los embalses que abastecen las centrales hidroeléctricas, lo que derivó en apagones de hasta seis horas y puede traer pérdidas millonarias al país andino.
El mandatario decretó la “suspensión de la jornada laboral” el jueves y viernes, señaló la Presidencia en un comunicado, que atribuyó su decisión no sólo “a circunstancias ambientales” sino a “actos inauditos de corrupción y negligencia“.
Pero los municipios del puerto de Guayaquil y la andina Cuenca, principales ciudades del país después de Quito, anunciaron que sus servicios de transporte público y aeropuerto funcionarán normalmente.
El alcalde de Guayaquil, Aquiles Álvarez, afirmó en un comunicado que ese polo comercial del país produce unos 70 millones de dólares al día. “No permitiremos que esto perjudique nuestra economía”, aseguró.
Noboa declaró el martes pasado la emergencia en el sector eléctrico y solicitó la renuncia de la entonces ministra de Energía, Andrea Arrobo.