La directora de investigación del Centro Internacional para Periodistas (ICFJ) declaró que las mujeres periodistas se enfrentan a amenazas “mayores” y “en aumento” en Internet en el ejercicio de su profesión.
Casi tres cuartas partes (73%) de las mujeres periodistas afirmaron que sufrieron de violencia en línea en relación con su trabajo, según un estudio realizado en 2022 por la UNESCO y el ICFJ con la participación de unas 900 periodistas de 125 países.
“Las mujeres tienden a enfrentarse a mayores amenazas en Internet”, afirmó Julie Posetti en el Festival Internacional de Periodismo celebrado en Perugia, Italia, añadiendo que “el tipo de amenazas a las que se enfrentan va en aumento”.
Esto ocurre en un contexto en el que las redes sociales forman parte integrante de su trabajo cotidiano, como fuentes de información, espacios de intercambio o medios de promoción.
Desde hace cinco o seis años florece además un término simbólico: presstitute, contracción de press y prostitute (“prensa” y “prostituta” en inglés, respectivamente).
Los ataques, favorecidos por el anonimato en redes, van desde el desprestigio y los insultos, pasando por comentarios machistas y sexuales, hasta las amenazas físicas, incluidas las de muerte, que a veces afectan a sus allegados.
La violencia puede aumentar si se combina con otras discriminaciones relacionadas con el color de piel, la religión o la orientación sexual.
Y los métodos son cada vez más sofisticados: bloqueo de cuentas, piratería informática o el uso de fotos privadas e incluso deepfakes.
La filipina Maria Ressa, Premio Nobel en 2021, sufrió ciberacoso con el hashtag #ArrestMariaRessa, difundido en 2017 por partidarios del expresidente Rodrigo Duterte. Y fue detenida dos veces, dos años después.
En algunos casos, las amenazas en línea pueden traducirse en violencia real. El 20% de las mujeres encuestadas afirmaron sufrir agresiones o insultos en la vida real relacionados con abusos cibernéticos.
Las consecuencias de este ciberacoso son profundas, ya que algunas periodistas pueden verse disuadidas de cubrir temas delicados o incluso optar por abandonar la profesión.
La oenegé Reporteros sin Fronteras advirtió que este tipo de acoso constituye una nueva “amenaza” para la libertad de prensa.