En plena crisis hídrica, 50% del agua utilizada para uso agrícola se pierde en fugas, una cantidad importante considerando que 75 de cada 100 litros del líquido potable disponible en el país se utiliza para los cultivos.
Por ello, expertos y campesinos alertan de la urgencia de invertir en la tecnificación del riego… lo que requiere al menos 2% del Producto Interno Bruto (PIB).
Según los últimos datos disponibles publicados por la Comisión Nacional del Agua (Conagua) en su edición 2022 de “Numeragua”, de cada 100 litros utilizados en el país, 75 se destinan para uso agropecuario y las pérdidas en fugas se estiman en por lo menos 50%.
La principal vía para abatir tanto el consumo como las pérdidas en la agricultura es tecnificarla, pero ello requiere de recursos, que Javier Ramírez Luna, investigador, especialista en distritos de riego del Instituto Mexicano de Tecnología de Agua (IMTA), estima entre 2 y 3% del PIB nacional durante los próximos 50 años.
La cifra, aseguró, no resulta extraordinaria, pues en la época post revolucionaria, cuando se emprendió la construcción de grandes sistemas de riego, el país llegó a destinar hasta 15% del PIB para el campo.
En entrevista con este diario, explicó que la zona norte del territorio nacional está inmersa en una situación de mucho estrés hídrico, mientras que en el sur hay abundancia de agua.
Sin embargo, continuó, la fertilidad de los suelos está en proporción inversa a la disponibilidad de agua, situación que, sostuvo, puede enfrentarse con una adecuada tecnificación de los distritos y unidades de riego en el país.
Ramírez Luna está convencido que, con una adecuada tecnificación en el sur del país, enfocada principalmente a la producción frutal, no solo sería autosuficiente, sino incluso un fuerte exportador de esos productos.
Pero en el camino, explicó, se deben resolver situaciones como el que los productores no están interesados en hacer eficientes sus cultivos, tanto en el uso de energía como en el del agua, porque no tienen incentivos para hacerlo.
“Se requiere legislar para que haya castigo al desperdicio y haya un beneficio al uso eficiente. Tiene que haber una ley que castigue, una ley que motive.
“La tecnificación de la operación de las grandes zonas de México no ha podido suceder porque hay huachicol del agua”, expresó el investigador del IMTA.
Explicó que se hacen transitar volúmenes mayores de agua con el pretexto del desperdicio, lo que motiva que quienes dirigen los centros de producción agrícola sean quienes se benefician de conducir mayor cantidad de agua.
No es posible, sentenció, aspirar a una operación eficiente y una medición del agua si va en contra de los intereses personales de quienes dirigen las asociaciones de usuarios, que a su vez tienen los derechos de la concesión del agua.
“Si nosotros queremos ser eficientes y tecnificar el uso del agua para aumentar nuestra productividad del agua y de la tierra, necesariamente hay que atender este complejo, muy complejo escenario de que castigues al que la desperdicia y que se premie al que hace un buen uso”, apuntó.
Piden apoyo
Productor en Sinaloa, Cuauhtémoc Romo Gálvez coordina una sociedad civil de unidades de riego conformada en 2021; directo y sin rodeos, afirmó que no solo es necesaria la tecnificación del campo, sino inaplazable.
Y para lograrlo, dijo, se necesita considerar los proyectos de apoyo que tiene la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
Sin embargo, expuso que los recursos que se obtienen por parte de la Federación no son suficientes, pues representan aproximadamente 50% de lo que requieren.
“Muchas veces, para los productores agrícolas no es factible la aportación del otro 50%. En algunos casos los estados aportan un 15, un 20%, los municipios también aportan, no en el caso de Sinaloa, desgraciadamente”, dijo Romo Gálvez.
Agregó que no han alcanzado consensos para que llegue la tecnología al campo, y su financiamiento sea a tres partes: Federación, estados y municipios, y productores.
El monto a invertir, aclaró, depende de las bacterias y el proyecto, pero podría comenzarse con las unidades de riego que están fuera de los grandes distritos de riego.
“Es ahí donde pudiera crecer la frontera agrícola, porque ahorrando volúmenes es como podemos tener mayor disponibilidad para poder incorporar más superficie riego”, en otras palabras, comenzar con los pequeños productores, tener ahorros en agua y con ello ampliar la superficie productiva, “esa es la idea pues, y ya con eso nos daría precisamente un fortalecimiento a la soberanía alimentaria”.
Romo Gálvez recordó que hace 24 años, siendo presidente de un módulo de riego en el distrito 063, en Guasave, comenzó a promover la tecnificación dentro de los distritos.
“Se ha ido avanzando, pero siento que muy lento, pues, y ahora nos enfocamos más a las unidades de riego, que son los productores de bombeo, y el principal obstáculo ha sido la insuficiencia de recursos.
“Tenemos la percepción de la abundancia, que nomás llueve y decimos, ya, se acabó la sequía, pero no es así, pues. Volvemos a tener el problema a la vuelta de tres, cuatro meses, y esto se va haciendo más recurrente, y la necesidad, la demanda del recurso hídrico para los otros usos, va creciendo”, señaló.
El 15 de abril pasado, 24 HORAS publicó que en medio de una crisis hídrica en gran parte del país, con lagos y presas secas o retrocediendo, la Cámara de Diputados cumplió 12 años sin legislar la Ley General de Aguas, incluso a pesar del mandato deSup la rema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) para expedirla.
De acuerdo al estudio “Perspectivas del Agua en México. Propuestas hacia la seguridad hídrica”, elaborado por la Red del Agua de la UNAM, el Centro Regional de Seguridad Hídrica, la Unesco y la organización Agua Capital, en el que establece que, según datos oficiales, a escala nacional sólo 58% de la población tiene agua diariamente en su domicilio y cuenta con saneamiento básico.
Y de los 653 acuíferos en territorio nacional, 157 están sobreexplotados.