Después de la regañada pública desde Palacio Nacional y de los periodicazos en el pasquín oficial a la candidata del Presidente es prácticamente un hecho que veremos un cambio en la forma de sacar el pecho para defender a Andrés Manuel López Obrador este domingo durante el segundo debate presidencial.
Lo que está por verse es si ese jalón de orejas se sintió hasta las oficinas del Instituto Nacional Electoral (INE) y entonces las preguntas videograbadas que se usarán en ese encuentro de las tres candidaturas pasaron por algún filtro sugerido desde el Zócalo.
De acuerdo con lo que acordaron todos los partidos políticos por unanimidad en la Comisión Temporal de Debates del INE, las preguntas serán sobre crecimiento económico, empleo, inflación, infraestructura, pobreza, desigualdad, cambio climático y desarrollo sustentable.
Ayer se sortearon las preguntas para este segundo debate. Participaron 400 personas de las 32 entidades del país, además de Dallas y Los Ángeles, en Estados Unidos y se supone que quedan sólo 80 preguntas al azar que serán seleccionadas por los moderadores.
Veremos si en ese último filtro de selección de los moderadores no se descafeínan mucho los planteamientos de los ciudadanos.
La realidad es que en este gobierno no hay buenos resultados en uno solo de esos asuntos del país, quizá algo bueno que decir en materia de inflación, pero esa es responsabilidad del Banco de México, siempre y cuando, obviemos que recientemente han regresado las presiones en los precios.
Algo con lo que tiene que lidiar la candidatura oficial es con el hecho de estar en el cierre de un sexenio que termina con un Presidente calificado de forma positiva, pero cuyos pobres resultados de gobierno son fuertemente criticados hasta por los suyos.
Ahora, a pesar de que López Obrador quisiera ser el Presidente más popular del mundo, la realidad es que apenas y termina su sexenio ligeramente arriba del 50% de aprobación.
Una encuesta seria es la de Consulta Mitofsky y ahí López Obrador tiene apenas el 53.3% de aprobación, nivel más bajo que algunos expresidentes priistas y panistas a esas alturas de sus gobiernos.
El punto es que este Presidente popular tiene niveles de reprobación en sus políticas públicas. En materia económica apenas el 38.6% de los ciudadanos encuestados cree que el país está mejor en la economía, el resto lo ve igual o peor que antes.
Y en seguridad, el 47.9% considera que México está peor que antes, contra un 28% que ve mejor la condición de seguridad del país en este gobierno.
Vamos, estamos ante un gobierno reprobado con un Presidente muy querido. Los fracasos gubernamentales son materia prima para la oposición, pero para el oficialismo ofrecer continuidad a ciegas es un arma de doble filo.
Los que solo han mirado a los ojos el carisma de su líder no dudarán en obedecer la orden de continuar igual, pero los feligreses que han padecido en carne propia las pifias de este régimen podrían aceptar continuidad, pero con cambios.
Así que ya veremos si el domingo defienden la candidatura o solamente la endiosada figura presidencial.
@campossuarez