La sonrisa de Miguel N., “el químico asesino de Iztacalco”, durante su presentación ante los medios de comunicación, mostró el retrato de una persona con graves problemas psicológicos, aquellos que advierten estar frente a un asesino serial; ayer, la Fiscalía General de Justicia (FGJ) local confirmó que en su domicilio existían restos de siete cadáveres.
El pasado 16 de abril, tras conocerse la detención de un hombre por el asesinato de la joven Maria José y la agresión a la madre de la víctima en la colonia La Cruz, en la alcaldía Iztacalco, se veló una historia de terror que acaparó la atención de los noticiarios y las páginas policíacas en periódicos.
Elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) y peritos encontraron 5 cráneos, de ahí inició la investigación y ayer la FGJ, a través del encargado de despacho, Ulises Lara, reveló que eran siete cadáveres y no 20 como se especuló en un principio.
La doctora en ciencias penales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Maricarmen Montenegro, dijo en entrevista con este diario que luego de ver la foto de Miguel N., en la cual está sonriendo hay una mirada que más bien parece ausente.
Denota muchos factores psicosociales, la familia es determinante; su historia de vida, de sufrimiento, hay una expresión de no respeto por la ley, de no capacidad de discernimiento, mencionó.
Montenegro consideró que las víctimas del “químico asesino de Iztacalco” corresponden a mujeres jóvenes, mientras su modus operandi consistía en ganar su confianza para finalmente cometer sus crímenes.
“Esto era como su forma de operar, el cómo estructuraba con esa premeditación para lograr su finalidad. Generaba esa confianza en sus víctimas, se acercaba, se ganaba su confianza y ya posteriormente realizaba el hecho”, mencionó una perito bajo identidad reservada.
Respecto las causas que habrían detonaron los presuntos crímenes de Miguel N, la especialista señaló: “En algunos casos tiene que ver alguna vivencia, algún momento de la vida de la persona que realiza ese tipo de ilícitos, pero en el caso de él todavía no se determina cuáles eran sus motivos”.
“Los homicidas seriales analizan su contexto social, los factores externos y a su vez factores internos, cómo vivió la persona, cómo ha sido su infancia, su forma de socializar, cómo se relaciona con su entorno y las personas”, abundó.
Ulises Lara, encargado de Despacho de la informó que podrían ser siete casos y no 20 como algunas versiones manejaron en un principio.
Dijo que realizan estudios multidisciplinarios, mientras que los elementos de la Policía de Investigación (PDI) llevan a cabo entrevistas, identificaciones de domicilios, análisis de dispositivos electrónicos y líneas de tiempo, a fin de aportar la mayor cantidad de resultados científicos confiables de los indicios localizados en el domicilio de Miguel N., donde se llevó a cabo un cateo, para conocer la identidad de posibles víctimas.