En la Universidad de McGill de Montreal, Canadá vivió este fin de semana la primera protesta por parte de propalestinos, donde manifestantes instalaron un campamento, después de las tensiones en más de 60 centros universitarios de Estados Unidos, así como un colegio de París, en Francia.
El centro educativo afirmó que los campamentos no estaban permitidos, pues “incrementan el potencial de una escalada y confrontación”, mientras en el Sciences Po de París, cerca de 200 estudiantes propalestinos bloqueaban el prestigioso centro universitario, para exigir una reacción política y académica frente a las operaciones militares israelíes contra Gaza, que califican de “genocidio”.
Ayer, la Casa Blanca insistió en que las manifestaciones propalestinas que sacudieron las universidades de EU en las últimas semanas, tanto públicas como privadas, deben ser pacíficas, luego de que la Policía arrestó a unas 275 personas en cuatro campus el fin de semana.
“Ciertamente respetamos el derecho a las protestas pacíficas”, dijo el vocero del Consejo de Seguridad Nacional John Kirby.
Pero “condenamos absolutamente el lenguaje de antisemitismo que hemos escuchado últimamente y ciertamente condenamos todo el discurso de odio y las amenazas de violencia que existen”.
La oleada de manifestaciones se inició en la Universidad de Columbia, en Nueva York, pero se extendió rápidamente.
Aunque prevalecen las protestas pacíficas, el número de manifestantes propalestinos detenidos por la Policía, en ocasiones con gases lacrimógenos y pistolas “taser”, aumentó día con día.
Las directivas universitarias tratan de encontrar una mejor respuesta, pero están atrapadas entre el respeto a la libertad de expresión y la necesidad de contener las consignas violentas.
Los activistas, no todos ellos estudiantes, piden un alto al fuego en la guerra de Israel contra Hamás en Gaza y quieren que las universidades rompan los vínculos con Israel.
El 7 de octubre pasado, militantes de Hamás atacaron Israel, matando a unas mil 170 personas, según un recuento de cifras oficiales israelíes. También tomaron como rehenes a unas 250 personas. Se estima que 129 permanecen en Gaza.
Como represalia, Israel lanzó una ofensiva que ya suma al menos a 34 mil 454 personas, en su mayoría mujeres y niños, según el Ministerio de Salud de la Franja, y mantuvo un asedio que causó una crisis humanitaria.