No será en un debate, mucho menos en un mitin en la plaza pública, como podremos conocer los verdaderos planes económico-financieros de las candidatas a la presidencia.
A querer o no, el estilo populista del presidente Andrés Manuel López Obrador domina el discurso de la candidata oficial, quien no tiene empacho en usar los “otros datos”, los datos falsos pues, para hablar de sus propuestas.
Mientras que la candidata opositora no se atreve a revelar sus planes de corrección fiscal, porque no habría mejor antídoto contra la popularidad que adelantar la necesidad de una reforma fiscal.
Más allá de que evidentemente funcionó el jalón de orejas y, ahora sí, llovieron las loas a López Obrador, la candidata oficialista recurrió sin pudor a los peores números falsos de este régimen.
Aquello de que la economía con López Obrador creció 3.2% por encima del 2% de neoliberalismo, no engaña a los que entienden que no se puede comparar el único buen año del lopezobradorismo con los promedios sexenales de todo el siglo. Pero hay quien lo cree.
No hay inflación, no se ha incrementado la deuda, la inversión extranjera es la más alta en la historia, todas esas son afirmaciones no verdaderas, que ahí quedan sin mayor cuestionamiento.
Y si el diagnóstico está equivocado, evidentemente que lo que se promete sobre esa base también está incorrecto. Por eso, realmente un debate como el de ayer no es un buen lugar para conocer propuestas. Al final, lo que trasciende de esos encuentros es lo más escandaloso.
Algunos argumentan que la sinceridad no es posible en estos momentos que sigue en el poder el tlatoani, otros se preguntan si realmente ese personaje dejará el poder.
La candidata opositora se aventó al menos dos propuestas que también están inscritas en el terreno del populismo. La primera, otorgar un subsidio a los adultos mayores a partir de los 60 años y la segunda exentar del pago del Impuesto Sobre la Renta a los trabajadores con ingresos inferiores a los 15 mil pesos. ¿Eso cuánto cuesta?
México está hoy metido en un verdadero problema fiscal por el enorme déficit presupuestal y el aumento de la deuda pública. Lo responsable de una candidatura opositora sería anunciar cómo se corrige el terrible manejo económico del régimen actual y no abonar con promesas huecas al camino del gasto descomunal.
Pero si la candidata opositora aprovecha un foro como el debate para hablar de cómo aumentar los impuestos, a través de una reforma fiscal para salvar las finanzas nacionales, sería algo parecido a su suicidio electoral.
Entonces, instalados en el populismo como estamos, la respuesta sobre si se seguirá el mismo camino de la irresponsabilidad presupuestal hasta caer en el barranco de la crisis o se emprenderá algún tipo de corrección fiscal, lo conoceremos hasta que una de las dos candidatas asuma el poder.
Una forma de los electores de propiciar un camino de corrección fiscal es regresar al poder legislativo su papel de contrapeso y no solo de aval del populismo exacerbado que es hoy.
Restablecer los equilibrios entre los poderes del Estado es una forma de frenar el deterioro económico-financiero en el que ha entrado México durante este sexenio.
@campossuarez