El cambio climático, con unos inviernos demasiados lluviosos, y el aumento de controles por el Brexit, suscitan temor entre los cultivadores de los famosos tulipanes de Países Bajos, el orgullo del país.
“El clima ha cambiado. Lo vemos. Tenemos más períodos húmedos. El año pasado, llovió mucho y vemos los resultados”, comenta entre extensos campos de tulipanes rojos Arjan Smit, cuya familia se dedica a cultivar esta flor desde 1940.
Como el invierno fue muy húmedo, las raíces no se arraigaron lo suficiente para buscar agua, y esto es peligroso para las cosechas, explica Smit, en una jornada con un tiempo caprichoso de finales de abril.
“A veces es duro. El invierno pasado fue muy húmedo. En total, en nuestro sector, perdimos entre 8 y 9 por ciento de los bulbos en el campo. El agua los mató“, explicó este profesional de 55 años.
Visto desde arriba, las hileras de flores de colores parecen perfectas. Pero de cerca, se observan espacios vacíos, fangosos, donde la lluvia impidió que los tulipanes crecieran.
Smit también teme los períodos calurosos, porque sus flores “no tienen suficientes raíces para beber toda el agua que necesitan”. Esto requiere una vigilancia constante.
Su empresa produce 11 millones de tulipanes de diferentes variedades, cultivadas durante todo el año alternando métodos naturales y de invernadero.
El cambio climático constituye un desafío a largo plazo. Pero los productores temen una amenaza más inminente: el aumento de los controles en las fronteras después del Brexit.
A partir de hoy, los controles físicos serán obligatorios para muchas plantas y flores que entren al Reino Unido.
Tim Rozendaal, de la asociación neerlandesa de flores VGB, explicó que todavía hay “incertidumbre sobre los plazos de espera” y la falta de capacidad para efectuar los controles.
“Las empresas dicen que se plantean no enviar plantas durante la primera semana de controles en las fronteras”, porque cualquier retraso en la entrega podría ser “catastrófico”.