El comisionado estatal de seguridad de Morelos, José Antonio Ortiz Guarneros, informó que tiene datos sobre la desaparición del obispo emérito de la diócesis de Chilpancingo-Chilapa, Guerrero, Salvador Rangel Mendoza, quien, afirmó, ingresó por su propia voluntad a un motel acompañado de otra persona, pero el sacerdote se quedó ahí.
Sin embargo, esa afirmación enreda el caso. Porque contrasta con la versión de que el párroco fue víctima de un secuestro exprés, lo cual fue dado a conocer esta semana por el fiscal general de Morelos, Uriel Carmona.
En medio de estas versiones, la Conferencia del Episcopado Mexicano agradeció el apoyo y externó que confía en las investigaciones, aunque pide “evitar las conjeturas y especulaciones que enrarecen el caso de forma innecesaria, tomando en cuenta la dignidad humana”.
Como Iglesia, confiamos en las instituciones y eso nos lleva a dejar en manos de las autoridades la investigación correspondiente, indicaron.
Además, Ortiz Guarneros cuestionó que haya sido un secuestro exprés, pero comentó que no tenía más información, puesto que la Fiscalía General del Estado de Morelos llegó a tomar control de la escena.
Solo añadió que Rangel Mendoza permaneció los días 27 y 28 de abril en el motel hasta que fue rescatado.
Además, el obispo emérito de Chilpancingo-Chilapa no ha declarado porque continúa bajo los efectos de una droga desconocida, informó en días pasados su abogado, Pedro Martínez Bello, quien ayer dejó el caso.
El defensor aseguró que “su renuncia obedece a que se cumplió con el objetivo inicial que fue localizar al prelado, quien había sido reportado como desaparecido del 29 al 29 de abril, debido a un supuesto secuestro exprés”.
DESAPARECIÓ EL 17 de ABRIL
La semana pasada el párroco fue víctima de un secuestro exprés, que inició el sábado 27 de abril, por lo que se intensificó su búsqueda, pero apareció días después con vida y recibió atención médica en el Hospital General “José G. Parrés”, a donde llegó en una ambulancia de la Cruz Roja.
El pasado sábado 27 de abril el sacerdote salió de su casa en Jiutepec con destino a Guerrero, y ese día se perdió contacto con él.
Rangel ha sido un negociador de paz entre Los Tlacos y Los Ardillos, quienes protagonizan una disputa armada.
El obispo es conocido por su activismo y crítica hacia el Gobierno de Guerrero y las autoridades federales, por su política para combatir la delincuencia y no solo en esta administración, sino en pasadas, como cuando la entidad estuvo al mando de Héctor Astudillo.