¡La clase trabajadora de este país merece respeto! Es increíble que esta administración haya permitido que un ratero que estafó a miles de mineros, robándoles mil millones de pesos, fuera el que hablara y representara a los trabajadores el 1 de mayo.

No se confundan, la clase trabajadora de este país es la que salimos diariamente a generar 75 por ciento del PIB y que ninguna similitud tenemos con Napoleón Gómez Urrutia, quien lleva décadas haciéndose pasar por trabajador minero para vivir como millonario a costillas de los trabajadores y sin mover un dedo.

Dejen de mentir y de insultar a México, ese impostor NO representa a los trabajadores. Consiguió la toma de nota para ser líder sindical mediante el fraude, nunca ha sido minero, no hay un sólo papel oficial que lo avale, y vuelvo a lanzar el reto: si alguien demuestra que Napillo trabajó por una semana en alguna mina, yo renuncio a mi cargo como secretario General del Sindicato Minero FRENTE.

Si a ustedes los representa un impostor y un ratero, ese no es nuestro problema. El que Gómez Urrutia  haya sido orador sólo significa que el país está muy mal. Desde hace seis años pareciera que las grandes centrales obreras se han convertido en la marioneta del Estado, no hay reclamos, no hay protestas, las pocas marchas aparentan ser a petición o a modo. Curiosamente, los líderes que suman ya varias décadas supuestamente representando a los trabajadores callaron y ahora son los más grandes oficialistas.

Se quejaban del corporativismo sindical de hace unos años, pues ahora están peor, se están mordiendo la lengua. Pena debería darles callar por la falta de medicamentos en el IMSS, por el tope a las utilidades, por la simulación de las vacaciones dignas, cuando bien saben que sólo están precarizando el salario de los trabajadores.

Por cierto, pena también les debería dar a los sindicatos aliarse con Napillo, pero no, cada día se parecen más en la forma de operar. El caso del IMSS y del Infonavit es un vivo ejemplo, se supone que ambas instituciones son tripartitas, pero aquí también el sindicalismo no sólo ha callado, sino que ha ido en contra de los trabajadores a cambio de no dejar el jugoso hueso económico que les dan por pertenecer a los consejos técnicos, dinero del que, por cierto, como Napillo, no dan cuenta a sus agremiados.

No, no se exagera si decimos que atravesamos el peor momento para los trabajadores, ya que se vive un férreo desequilibrio, a los sindicatos que no somos oficialistas nos exigen hasta lo impensable para cumplir con la Ley Federal del Trabajo; sin embargo, para los amigos del Gobierno, el trato es distinto, la ley se aplica a conveniencia.

¿Acaso eso fue lo que celebraron este 1 de mayo en voz de un delincuente? Parece ser que eso fue lo que realmente aplaudieron.

¿En manos de quién estamos? Sólo como contexto, al que pusieron como orador y que le acaban de renovar el fuero, ahora como diputado, fue el mismo que acabó con el Contrato Colectivo de Trabajo más grande de la industria minera, el de Cananea; el mismo que tiene una fortuna valuada en millones de dólares y que nunca ha podido explicar su origen, el que se vio involucrado en la muerte de 65 mineros, es el mismo que robó mil millones de pesos a sus agremiados, a ese es al que ahora colocan por encima de todos los trabajadores.

Los trabajadores no merecemos ese trato, ni que nos manden de esa manera. Tengan tantita vergüenza.

 

     @CarlosPavonC