Los panameños votaron ayer para elegir nuevo Presidente en unas elecciones marcadas por la influencia del exmandatario Ricardo Martinelli, condenado por lavado de dinero y cuyo protegido, José Raúl Mulino, fue declarado ganador tras una tendencia irreversible con la mayoría de votos escrutados.
Tras nueve horas de votación, con una gran afluencia de electores (75%), las urnas cerraron a las 16:00 locales, hora en la que inició el escrutinio de votos en las urnas.
Heredando la popularidad de Martinelli, el abogado derechista de 64 años se adelantó desde los primeros conteos a sus tres rivales inmediatos con el 33%.
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El expresidente socialdemócrata Martín Torrijos (15%), el excanciller Rómulo Roux (12%) y el excónsul Ricardo Lombana (24%), de centroderecha, buscaron el voto anti-Martinelli.
De carácter fuerte y cabello cano, Mulino relevó a Martinelli como candidato del partido Realizando Metas (RM), después de ser inhabilitado como candidato tras confirmarse una condena en su contra de casi 11 años.
Entre un enjambre de periodistas, Mulino votó temprano y luego visitó a Martinelli en la embajada de Nicaragua donde se asiló en febrero para evitar la prisión.
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“¡Hermano!” y “¡Vamos a ganar!”, se dijeron cuando se abrazaron en un salón de la embajada, según un video que publicó Martinelli en la red social X.
Con los habitantes en duda, la justicia avaló, a sólo dos días de la votación, la candidatura de Mulino, que fue impugnada por no pasar por primarias ni tener vicepresidente.
Además de elegir gobernante para cinco años en comicios a una sola vuelta y por mayoría simple, 3 millones de los 4.4 millones de panameños fueron llamados a escoger 71 diputados y los gobiernos locales.
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CORRUPCIÓN
En un país sin partidos de izquierda, los candidatos hicieron promesas similares en sus campañas: crecimiento de empleos, dinamismo económico y reformas anticorrupción.
El presidente Laurentino Cortizo, del mayoritario Partido Revolucionario Democrático (PRD, socialdemócrata), salió empañado por el escandaloso pago de jugosas becas a políticos y sus familiares. El candidato oficialista, José Gabriel Carrizo, siempre figuró muy abajo en las encuestas.
Pero Martinelli, imputado también por espionaje telefónico y sobornos de la constructora brasileña Odebrecht, goza de popularidad por el auge económico que vivió el país en su gobierno (2009-2014), impulsado por grandes obras de infraestructura.
Cortizo deja en herencia un déficit fiscal de 7.4%, una deuda pública de 50 mil millones y un sistema de seguridad social colapsado.
En el país con uno de los mayores PIB de Latinoamérica conviven dos Panamá: el de su capital con rascacielos, lujosos apartamentos y carreteras de avanzada, y el de comunidades sin agua potable, luz, servicios de salud y hasta de recolección de basura.