La urgencia de pensar en el futuro hace que el presente no sea el lugar en donde las personas habitan, por lo que se vuelven nómadas y ese es el argumento sobre el que César Brodermann desenvuelve su pieza Sin Lugar a Dónde Ir, un espectáculo de danza multidisciplinario.
“Este número nace a partir del sentimiento de sentirnos perdidos, sin rumbo y el objetivo fue enfocarnos en esta oración de que siempre tenemos que llegar a algún lugar, de lograr cosas, pero qué pasaría si nos enfocamos más en el camino que nos lleva a esos lugares”, contó Brodermann en entrevista con este medio.
Mientras se encontraban en el proceso creativo, los involucrados se dieron cuenta de que tal vez todos tenemos diferentes caminos por recorrer. Sin embargo, los seres humanos, en algún momento nos sentimos perdidos, así que también va un poco de la empatía y de cómo atravesar estos puentes en comunidad y en conjunto.
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Este espectáculo, si bien es dancístico, es también multidisciplinario y mezcla la instalación, pues asegura César, que buscó poder expresarse con la danza, que ha sido su lenguaje de casi toda la vida, pero también hacer al público parte de la puesta en escena.
“Usamos el cuerpo como nuestra herramienta principal y la llevamos a fiscalidades extremas para estar en ese presente que tanto buscamos, que es algo que me gusta mucho porque mezclar la danza y el performance permite olvidarnos un poco de todo lo que está pasando fuera en ese preciso momento.
“Hay una parte de la pieza en donde tenemos una escenografía que se activa por medio de que la audiencia sube al escenario y nos ayuda a terminar esta instalación en las paredes de la escenografía.
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Esto hace que cada presentación sea única, en ninguna pasa exactamente lo mismo que en la otra”, aseguró.
Este ejercicio está muy basado en los recuerdos, por lo que los asistentes suben a plasmar parte de sus memorias en la escenografía, las cuales llegan a las siguientes presentaciones para ser contempladas por la audiencia de la siguiente función.
El coreógrafo siente fascinación por temas de introspección en las piezas de su autoría, pues asegura que busca que los espectadores puedan salir de su cotidianidad para fijarse en su propio mundo y así romper no sólo las fronteras con la multidisciplinariedad sino con la audiencia misma, procurando que dejen de ser simples espectadores y que se vuelvan parte de la experiencia de la puesta en escena.
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Esta visión ha sido reconocida para el bailarín de 28 años, quien en 2023 consiguió el Premio Nacional de Danza Guillermo Arriaga, al cual aplicó tras medio año de haber vuelto a México, luego de una muy larga temporada de trabajo en Nueva York.
“Para mí, el premio más que un reconocimiento lo he tomado como una invitación que me dice: ‘quédate aquí, sigue creando, sigue impulsando en México, sigue creando estos puentes’. La verdad ha sido bien lindo porque aparte de este impulso que me ha dado, también he podido conocer a mucha gente de la comunidad de la danza y del arte.
Eso me ha dejado presentar ya más de 15 veces una pieza que se llama Concreto, lo cual es en extremo raro en la danza porque sólo se hacen una o dos funciones y no más. Estoy muy agradecido”, dijo.
Sin Lugar a Dónde Ir se presentará como parte de las celebraciones de 30 años del Centro Nacional de las Artes, los próximos 11 y 12 de mayo, en el Teatro de las Artes.