A partir de que la llama olímpica llegó ayer a Marsella, en Francia se echó a andar de forma oficial uno de los operativos de seguridad más grandes y detallados de sus hitoria, esto a partir de algunas posibles amenazas o ataques trerroristas, de cara a la celebración de los Juegos Olímpicos, cuya ceremonia de apertura será el próximo 26 de julio.
“Del 8 de mayo al 10 de septiembre, no hay vuelta atrás”, señaló un alto cargo del ministerio del Interior, que sostiene reuniones casi diarias de cara a la justa olímpica.
“La primera parte de este desafío fue la llegada de la llama olímpica en el velero Belem, con un dispositivo de seis mil miembros de las fuerzas del orden. Nunca se había visto un dispositivo de seguridad tan grande en Marsella, aseguró el alcalde Benoît Payan.
Por su parte, el ministro del Interior Gérald Darmanin dijo que “los miembros de Gendarmería estarán en proximidad de la llama en todo momento”.
Para el operativo de seguridad, habrán 115 policías y gendarmes, mismos que protegerán la llama en todo su recorrido y a los que se les añadirá un centenar de fuerzas móviles. Todo esto con el objetivo de prevenir un ataque terrorista, como en 2008, cuando el paso de la llama por la capital francesa, previo a los Juegos de Pekín, hubo manifestantes que denunciaban la política de China en Tíbet; por esta razón el recorrido se tuvo que detener.
Ahora la llama emprenderá un camino de 12 mil kilómetros que le llevará por más de 400 localidades del país antes de llegar a París.
En caso de un ataque terrorista, es el GIGN, la únidad de élite de la Gendarmería, la que debe intervenir. Sus miembros estarán “en todo momento” a “proximidad” de la llama, explicó Darmanin.
Para la fiesta de recibimiento, unos 7 mil agentes de las fuerzas del orden, incluidos francotiradores y unidades caninas, aseguraron el Puerto Viejo de Marsella, una prueba de tensión para los organizadores de los Juegos, con Francia en su máximo estado de alerta de seguridad en un complejo contexto geopolítico.