En una casa dedicada al cuidado de ancianos ubicada en Ontario, Canadá, donde pasó prácticamente la última década de su vida bajo cuidados desde que le fue diagnosticada la demencia, ha fallecido la cuentista canadiense y ganadora del Premio Nobel de Literatura 2013, Alice Munro, a los 92 años de edad.
La reconocida cuentista nacida en Wingham, Canadá el 10 de julio de 1931 comenzó a escribir en sus tiempos libres, como la mayoría de las figuras literarias, empero su ópera prima, Dance of the Happy Shades, llegó hasta 1968. Se trata de un trabajo arduo, que se construyó gracias a los relatos que la escritora había publicado en algunas revistas locales, y que logró completarse gracias al impulsó de Audrey Coffin, editora del título, pues le dijo que necesitaban nuevos relatos para completar el libro. Así, labor doméstica por medio, Munro logró escribir algunos de los cuentos más potentes.
Dado el impacto, y por supuesto la calidad literaria, Munro fue reconocida con el Governor General’s Award 1968, mismo que obtendría una década más tarde por Who Do You Think You Are?, publicado por Macmillan Canadá. Asimismo, sería este el artífice de una nominación a la shortlist del Booker Prize en la categoría de ficción y, décadas más tarde, la razón del Nobel.
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Profesionales estudiosos de su obra hicieron saber, en su momento, la pulsión obsesiva de la perfección, el cuidado y la reescritura que acompañaba a Alice Munro. Ann Close y Lisa Dickler Awano, en un artículo publicado en el verano de 2006, confesaron que, en palabras de la propia Alice, su relato Powers tiene hasta ocho revisiones distintas, por lo que “fue complejo dar un final a la historia”. Asimismo revisó compulsivamente The Bear Came Over the Mountain, Tricks, y, probablemente muchos más.
Aunque con frecuencia le fue comparada con el gótico sureño de los Estados Unidos, aquel abanderado por nombres como William Faulkner, Flannery O’Connor, Tennessee Williams, entre otros, la particularidad de sus personajes hizo que se le reservara una categoría única, Southern Ontario Gothic, para su literatura. Sobre todo porque la intensidad, impronta por antonomasia del gótico del sur del vecino del sur de Canadá, era menor en Munro. Y, aunado a lo anterior, la complejidad de sus personajes femeninos.
La obra de la escritora canadiense siempre estuvo en línea con las épocas a que le remitía su memoria en ese instante. En sus primeras publicaciones, la transición de niña-adolescente a mayor de edad; en la etapa del nuevo siglo, por ejemplo, el andar de las mujeres adultas-jóvenes o ya entradas en edad, la soledad de las mujeres y, por supuesto, la vejez.
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Luchó, queriendo y no, por la defensa del relato corto. No en balde que la nombraran “maestra de la historia corta” cuando le fue otorgado el Nobel, convirtiéndose así, además, en la primera mujer canadiense en ser reconocida con este galardón. Además de este reconocimiento, le fue otorgada, en 1980, una residencia de escritura en dos universidades: Columbia Británica y Queensland.
Pese a que jamás compartió de más ante la prensa, sí confesó, cuando tuvo la oportunidad, que escritoras como Carson McCullers, Eudora Welty y Flannery O’Connor formaron parte vital de su escritura. No por nada sus temáticas complejas, sentidas y humanas en las que “aparentemente no pasa nada”. Por todo lo anterior, incluso, le hicieron saber en repetidas ocasiones que era la versión femenina de Chéjov. Aunque la comparación, sin embargo, no era necesaria. El nombre propio que se hizo en la literatura mundial la cuentista canadiense habla por sí solo.
Su obra, entre la que se encuentra Algo tenía que contarte (1974), El progreso del amor (1986), Amistad de juventud (1990), El amor de una mujer generosa (1998), Escapada (2004), Demasiada felicidad (2009) se puede hallar publicada en su versión traducida al español a través de Lumen.
We at the Review mourn the loss of Alice Munro (1931–2024). In memory of her life and work, we’ve unlocked her Art of Fiction interview from our archive.https://t.co/1G1Qgtss2C
— The Paris Review (@parisreview) May 14, 2024