Mohammad Rasoulof nació en la capital de la provincia de Fars, Shiraz el 16 de noviembre de 1981. Desde los 9 años incursionó en el arte a través del teatro, en su ciudad natal, primero actuando y más tarde dirigiendo. Desde que realizó sus estudios en Sociología, dejó que fuera perceptible esa vena crítica que hasta estos tiempos plasma en su cine. Más tarde estudió montaje, pero ya no en Shiraz, sino en Teherán.
Fue en 2002 que presentó Gagooman (The Twilight), su ópera prima, en el Festival de Cine de Fajr, donde le galardonaron con el Crystal Simorgh, uno de los premios con más peso en la industria fílmica de Irán. Tres años más tarde estrenó Iron Island (2005), una dura crítica al modus operandi político de su país que fue laureada con el premio máximo en el Festival Internacional de Cine de India.
En 2009 se lanzó The White Meadows, escrita, dirigida y producida por el mismo Rasoulof y editada por Jafar Panahi, otro de los faros del cine iraní. Con esta inició, digamos, todo. Fue sentenciado, en 2010, a seis años de prisión junto a Panahi por cuestiones relacionadas a la cinta en cuestión, principalmente por, supuestamente, atentar contra la seguridad nacional y hacer propaganda contra el oficialismo iraní.
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Una serie de cineastas como Martin Scorsese y Steven Spielberg se pronunciaron a favor de los cineastas asiáticos. Asimismo Cine Foundation International, una fundación de derechos humanos relacionada con la industria del cine. La cinta, pese a todo, se colgó laureles en el Festival Internacional de Cine de Dubai, en San Sebastián, en Denver y en el Tribeca.
En el Festival de Cine de Cannes, dentro de Un Certain Regard, se han estrenado Goodbye (2011), Manuscripts Don’t Burn (2013) y A Man of Integrity (2017). Ganó el premio a mejor dirección, el premio FIPRESCI y el máximo laurel de la sección, respectivamente.
Previo al más reciente estreno de The Seed of the Sacred Fig, precisamente en Cannes, Rasoulof estrenó There Is No Evil, en el Festival Internacional de Cine de Berlín de 2020, donde obtuvo el Oso de Oro.
¿Por qué persiguen al cineasta Mohammad Rasoulof?
Más allá de sus cintas, pero principalmente gracias a ellas, Rasoulof ha sido perseguido al menos desde 2010 por los temas que trata en ellos. Desde el gobierno de Irán lo tildan de ir en contra de la seguridad nacional y hacer propaganda en contra del régimen oficialista y la República Islámica.
En ese año fue condenado a prisión junto a Panahi. Para 2017, se le prohibió salir del país bajo cualquier circunstancia, por lo que le fue retirado su pasaporte. Dos años más tarde, tras el estreno de A Man of Integrity, el Tribunal Revolucionario Islámico lo condenó, nuevamente, a un año de prisión, esta vez añadiendo la prohibición de salir del país por un par de años. Para apelar ante el tribunal esta sentencia, a Rasoulof le acompañaron estetas del cine iraní como Asghar Farhadi, Bahman Farmanara, Majid Bergezar, Kianoush Ayyari, Jafar Panahi, entre otros.
Un año más tarde, en medio de la coyuntura pandémica, fue condenado a un año de prisión, nuevamente, porque sus cintas fueron consideradas propaganda antisistema. Asimismo a dejar de hacer cine durante dos años.
Su caso al día de hoy
El pasado 8 de mayo trascendió la noticia de la sentencia a prisión, azotes y confiscación de su propiedad a la que fue sometido el cineasta iraní Mohammad Rasoulof por parte del gobierno de Irán. En el transcurso de una semana, el laureado director pidió ayuda y llegó a Europa “hace un par de días”, según informa IranWire.
“Arribé a Europa hace algunos días después de un complejo y larguísimo viaje. Mi equipo legal me informó, hace un mes, que fui sentenciado a prisión por ocho años por parte de la corte (iraní), y que pronto se llevaría a cabo.
“Consciente de que la noticia del estreno de mi película atraería dos opciones, me vi frente a dos únicas opciones: aceptar mi condena o abandonar Irán.
“Con el corazón acongojado, opté por el exilio”, relató el cineasta iraní.
Ahora mismo se encuentra en Europa. Y, como cada ocasión que se ha visto sometido al régimen autoritario, claro, pidiendo ayuda.