Primero fue la cascada de Tamul y ahora, el paraje conocido como Tambaque en el pueblo mágico de Aquismón, en San Luis Potosí, también sufrió el flagelo del estiaje producto del cambio climático, pues de acuerdo con los lugareños como Alejandro Blanco Hernández, nunca antes se había secado tanto.
Internado en la Sierra Madre Oriental y en donde nace el Río Coy, tributario del Tampaón –que a su vez vierte sus aguas en el imponente Pánuco–, el paraje se ubica a solo unos kilómetros de la cabecera municipal y contrario a otros sitios turísticos, no tiene ningún costo para el visitante y se puede andar por agradables senderos llenos de vegetación propia de la huasteca, hasta donde el agua nace de una cueva al pie de un talud en donde el cañón se cierra entre las profundidades de la sierra.
Este sitio, donde se formaban espejos de agua y hasta la fauna silvestre bajaba a abrevar, en donde brotaba el agua desde las profundidades de la roca, desapareció, quedó seco y dejó a su paso a familias sin el vital líquido, a prestadores de servicio sin trabajo y abrir conciencias del daño que se hace al medio ambiente.
La comunidad que maneja Tambaque pertenece a la etnia Teenek o huastecos y anteriormente se podía realizar actividades como excursiones en canoa a la Cascada de Tamul y la Cueva del Agua, así como al Jardín Surrealista de Xilitla y el Sótano de las Huahuas y a las cascadas de Tamasopo y el Puente de Dios, pero ahora eso se ha perdido.