El Día Mundial de las Abejas –por el natalicio de Anton Janša, pionero en la apicultura– fue declarado para concientizar sobre las amenazas de las actividades humanas a esa especie y otros polinizadores como las mariposas, murciélagos, escarabajos, roedores y colibríes.
Las abejas llegan a medir entre dos milímetros hasta cuatro centímetros, pueden o no tener aguijón y se diferencian de las avispas por tener un cuerpo más robusto y tener vellos en varias partes del cuerpo, incluidas las patas.
El apicultor Juan Alfredo Enríquez López manifestó que la especie (Apis mellifera) es la de más presencia en Quintana Roo, transportan granos de polen y fomentan la polinización.
Casi 80 por ciento de las plantas con flor necesitan ese proceso para generar frutos y semillas.
Indicó que hay una disminución en el número debido a los colapsos de colmenas por el uso de agroquímicos, pesticidas inorgánicos, monocultivos, la falta de áreas de floración y la introducción de especies exóticas e invasoras.
En la actualidad, el número de abejas, polinizadores y muchos otros insectos disminuyen. Este día es una oportunidad para que todos –gobiernos, organizaciones, sociedad civil y ciudadanía interesada– promuevan acciones que protejan y ayuden a estos insectos y sus hábitats, incrementen su abundancia y diversidad.
Esta celebración permite sensibilizar acerca del papel esencial que las abejas y otros polinizadores desempeñan en el mantenimiento de la salud de las personas y del planeta, así como sobre los muchos desafíos que afrontan hoy en día.
Tiene lugar desde 2018, gracias a los esfuerzos del Gobierno de Eslovenia, que dio lugar a la resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas.