Berta García se siente cansada y enferma tras buscar durante ocho años a su hijo Manuel, uno de los más de 100 mil desaparecidos en un México asolado por la violencia del narcotráfico, para ella, quienes aspiran actualmente a la Presidencia “ofrecen y ofrecen, pero a la mera hora no nos cumplen”, dice la mujer.
No está de ánimo para escuchar las propuestas de los candidatos a las elecciones presidenciales y legislativas del 2 de junio, y tiene poca esperanza de encontrar con vida a su hijo, desaparecido en 2016 en el estado de Chihuahua.
Y es que el presidente Andrés Manuel López Obrador priorizó atender las causas de la violencia, como la pobreza y la desigualdad, antes que el ataque a las mafias, una política que denomina “abrazos, no balazos”.
Sin embargo, la tasa de homicidios se mantiene arriba de 23 por cada 100 mil habitantes, superior al promedio latinoamericano, según el centro de análisis Insight Crime.
Las principales organizaciones criminales son el Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel de Sinaloa, con ramificaciones en varios países.
Grupos delincuenciales “se están dando cuenta que es posible crecer más porque no hay ninguna estrategia para frenarlos”, señala Falko Ernst, analista de Crisis Group.
La candidata Claudia Sheinbaum promete mantener la estrategia de López Obrador de atacar la criminalidad desde las raíces.
La exalcaldesa de Ciudad de México argumenta que frenar la violencia no es cuestión de “mano dura” y niega que López Obrador se haya cruzado de brazos. Por ello plantea nuevos programas sociales para jóvenes.
Por su parte, Xóchitl Gálvez ha puesto la inseguridad en el centro de su campaña bajo el lema “se acabaron los abrazos a los delincuentes”.
Plantea además atrapar a los criminales más buscados con apoyo del Ejército, construir una cárcel para los más peligrosos y mejorar los salarios de los policías para que no se corrompan.
Para analistas como Raúl Benítez, experto en seguridad y crimen organizado, las propuestas de las principales aspirantes apenas si varían con respecto a políticas anteriores.
No en vano Berta García se siente desesperada de lidiar con la fiscalía estatal para encontrar al menos los restos de su hijo. “No nos dicen nada nuevo”.