China comenzó el día de ayer dos días de ejercicios militares “alrededor de la isla de Taiwán” como “fuerte castigo” por “los actos separatistas” en este territorio, anunció la prensa estatal.
Las maniobras se producen tras la investidura el lunes del nuevo presidente taiwanés Lai Ching-te, descrito por Pekín como “un peligroso separatista” que llevará “guerra y declive” a este territorio autónomo y democrático.
China y Taiwán se gobiernan separadamente desde el fin de la guerra civil en 1949, pero Pekín reivindica su soberanía sobre la isla y nunca ha descartado el uso de la fuerza para tomar su control.
Aunque apenas dispone de reconocimiento diplomático internacional, Taiwán se ha convertido en un actor fundamental en la economía mundial como centro de fabricación de tecnología, especialmente de semiconductores.