Rusia ha iniciado una serie de ejercicios con armas nucleares tácticas, lo que ha despertado preocupaciones globales sobre las acciones militares en las cercanías de Ucrania. Los ejercicios, que comenzaron el 6 de mayo bajo la directiva de Vladímir Putin, implican el despliegue de misiles Kinzhal e Iskander, dos sistemas capaces de transportar ojivas nucleares.
Estos ejercicios son una respuesta directa a lo que Moscú percibe como declaraciones provocativas de los líderes occidentales, incluida la apertura del presidente francés Emmanuel Macron a desplegar tropas europeas en Ucrania y las declaraciones del secretario de Asuntos Exteriores británico, David Cameron, de que Kiev podría utilizar misiles suministrados por Occidente para atacar objetivos dentro de Rusia. Tales declaraciones han sido recibidas con severas advertencias por parte del Kremlin, quien ha apuntalado la preparación del arsenal nuclear de Rusia.
El Ministerio de Defensa ruso ha declarado que los ejercicios tienen como objetivo garantizar la preparación de sus fuerzas para operar armas nucleares no estratégicas. Estas armas, aunque menos mortíferas que sus contrapartes, las armas nucleares estratégicas, poseen una capacidad destructiva considerable y están destinadas a ser utilizadas en el campo de batalla más que a la destrucción de ciudades.
Los analistas de defensa y oficiales militares occidentales están siguiendo de cerca estos ejercicios, que se llevan a cabo principalmente en el Distrito Militar Sur de Rusia. Esta zona incluye territorios de Ucrania que el Kremlin ha invadido, así como Crimea, la península ucraniana anexada ilegalmente en 2014.
Por otro lado, la inclusión de Bielorrusia en los ejercicios demuestra la importancia estratégica de la alianza con Minsk, especialmente desde que Rusia anunció el despliegue de armas nucleares tácticas allí en 2023. Esta medida coloca dichos armamentos peligrosamente cerca de los territorios de la OTAN —Polonia, Letonia y Lituania—, aumentando los riesgos de una posible escalada militar.
Los ejercicios han sido calificados públicamente como una advertencia para evitar que las naciones occidentales intervengan más en Ucrania, donde ya han estado brindando un importante apoyo militar a Kiev.
Internamente, las recientes acciones militares de Rusia, incluidos estos simulacros, se producen en un contexto de purgas y arrestos de líderes dentro de las fuerzas armadas, lo que indica un posible cambio en la estrategia expansionista putinista.