Las memorias de adolescencia de Natalia García Agraz se plasman en el cortometraje Passarinho, en el que con humor se muestra a un par de niñas aficionadas al futbol ir al partido de su equipo favorito con el sueño de conocer al delantero del momento.
“Cuando hice mi tesis del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) siempre venía a mi cabeza esa anécdota de cuando fui con mi mejor amiga y mi mamá a un estadio en Pachuca y cómo todo lo que pasó fue curioso, tuve mi primera menstruación, mi mamá se emborrachó y quería conseguir el autógrafo de Oswaldo Sánchez”, contó la directora, en entrevista con este medio.
La cinta también explora una mala relación madre e hija y lo que ocurre para hermanarlas.
“Cuando era adolescente recuerdo que peleaba mucho con mi mamá y me importaba mucho explorar esa relación y al final el corto se lo dedico a ella” dijo.
Sobre esto también platicó que su mamá y sus familiares que han visto la película, precisamente han reconocido que se trata de una versión de ella y que genera mucha risa. Y aunque se trata de una historia muy personal de la cineasta, ella misma considera que es una manera muy ligera e infantil de abordar el tema de la relación entre una mamá y una hija.
Además, esta historia de mujeres sucede dentro de un espacio que es comúnmente dado a los hombres, el estadio de futbol. “No fue un discurso abordado de manera panfletaria, simplemente se dio de una forma muy orgánica que a final de cuentas ocurrió en la vida real”, destacó la cineasta.
Hoy que el futbol ya cuenta con mujeres en ligas profesionales, ya no es enteramente del interés de la directora, por lo que esta historia pertenece enteramente a una Natalia del pasado con la que se reencuentra en este filme.
“Ya me da un poquito de flojera, pero antes era super pambolera, cuando tenía como 12 o 13 años. Aunque hace poco fui con mi sobrina al Estadio Azteca a ver al América femenil contra el Barcelona femenil y fue algo muy especial”, relató.
Passarinho supone el regreso de Natalia al Festival de Cine de Tribeca, realizado en Nueva York, lo cual significa para ella una gran recompensa a un esfuerzo maratónico.
“Se filmó en 2019, desafortunadamente para el 2020 empezó la pandemia y tuve que parar con ello y agarré varios trabajos por otro lado, así que el proceso de postproducción fue tardadísimo, por eso es que me entusiasma tanto que haya podido llegar a esta competencia y posteriormente al Festival de Cine de Guadalajara, que también tiene mucha relevancia”, destacó.
En Guadalajara también se había presentado con el corto anterior.
Esto es el preámbulo para que Natalia debute en un largometraje, en el que ya está trabajando en ello.
“Llevo algunos meses escribiendo este largo que de hecho está coescrito con mi hermano, la idea salió del laboratorio de guion de Morelia”, finalizó la cineasta.