Michael Thomas Soreson llegó a vacacionar a Mazatlán, Sinaloa, pero desapareció el miércoles 22 de mayo pasado.
El ciudadano canadiense fue visto por última vez en el fraccionamiento Gaviotas y se perdió contacto con él desde ese día a las 5:00.
Sus familiares y amigos reportaron que no había sido localizado y se activó el protocolo para dar con su paradero. La ficha ya circula en redes sociales y ha sido pegada a manera de cartel en calles del puerto.
Amigos cercanos reportaron a las autoridades que el joven lleva ya un tiempo de vivir en la zona dorada de Mazatlán, pero desde hace una semana le perdieron el rastro, saben que no está en su casa y dejó de asistir al gimnasio. Su desaparición ya fue reportada al consulado canadiense en México.
Se desconoce cómo iba vestido, no tiene tatuajes, pero se informó que tiene varios lunares en la espalda, mide 1.75 metros, es de tez blanca, complexión mediana y cara ovalada.
En sus características, se describen ojos regulares, color café claro, nariz recta y mediana, cabello lacio y corto, color castaño claro, de frente amplia, boca pequeña de labios delgados y cejas pobladas y rectas.
OTRO CASO
El mes pasado un grupo de jóvenes australianos y un estadounidense desaparecieron en Baja California Sur y días después aparecieron sus restos en una fosa clandestina, donde localizaron a otras víctimas.
El crimen fue cometido por unos sujetos que les querían robar las llantas de la camioneta en la que viajaban los turistas, los cuales habían llegado al destino para surfear. Incluso, dos de ellos eran hermanos.