Sin margen de error después de perder los tres primeros encuentros ante el combinado de Dallas, los Timberwolves jugaron un cuarto encuentro con la obligación de extender la serie a por lo menos un quinto partido, al vencer 100-105 a los Mavericks en el encuentro disputado en la American Airlines Center de Texas que dejó la serie 3-1 aún con los Mavs a la cabeza.
Confirmado un quinto partido ahora ante su gente en Minnesota el jueves, los Timberwolves lograron maniatar a un equipo de Dallas que había mostrado una jerarquía individual que los hizo sortear los primeros encuentros pero que falló en el cuarto encuentro y evitó así que se conociera al monarca de la Conferencia Oeste y al rival de los Celtics en las Finales de la NBA.
Después de un primer período en el que resolvieron una ventaja inicial de siete unidades, los Mavericks respondieron para el siguiente cuarto con un dominio de siete puntos que dejó al descanso el marcador en 49 unidades para ambos conjuntos.
Con una mayor injerencia en materia defensiva, al totalizar el encuentro con 34 rebotes por los 28 de Dallas, los Timberwolves alcanzaron nuevamente una ventaja parcial en el tercer lapso del juego con el resultado parcial de 73-78 y un claro desempeño de Anthony Edwards, Mike Conley y Karl-Anthony Towns como principales ejes en ataque de los locales.
De cara a los doce minutos finales, el combinado dirigido por Chris Finch logró distribuir de mejor forma su rendimiento ofensivo, con sus cinco titulares con más de diez puntos personales y los protagonismos de Edwards y Towns de 29 y 25 unidades respectivamente.
Aunque los Mavs tuvieron nuevamente en Luka Doncic a su elemento de mayor fiabilidad en el aro con 28 puntos, que se complementaron con 15 asistencias y 10 rebotes, el jugador esloveno no encontró el apoyo suficiente en sus demás compañeros, que aunque también sumaron a cinco elementos con más de la décima de unidades, el más cercano a los 20 puntos fue Kyrie Irving con 16 totales.
El final del encuentro no pudo evitar tener un toque dramático con una diferencia de apenas tres puntos y 13 segundos en el reloj en los que Dallas nunca renunció a una voltereta y poder finiquitar la eliminatoria, que simplemente no llegó.