Cada 31 de mayo se celebra el Día Mundial sin Tabaco, una iniciativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) destinada a concienciar sobre los devastadores efectos del consumo de cigarros. Este día sirve como recordatorio de los peligros asociados con esta práctica y la urgente necesidad de implementar medidas preventivas a nivel global.
El tabaco, consumido por 1.3 millones de personas en todo el mundo, es responsable de aproximadamente 8 millones de muertes anuales, según cifras de la OMS. En el continente americano, el tabaco cobra la vida de alrededor de 1 millón de personas al año. Este producto de consumo legal reduce la esperanza de vida de los fumadores en al menos 10 años, revelando su capacidad letal.
Hay más cifras alarmantes: el tabaco es el único producto que mata hasta la mitad de sus consumidores. Las empresas tabacaleras destinan más de 8 mil millones de dólares anuales en marketing y publicidad, perpetuando así un ciclo de consumo y mortalidad.
Un sector particularmente vulnerable es el de los niños y adolescentes. Aquellos que usan cigarrillos electrónicos tienen al menos el doble de probabilidades de fumar cigarros convencionales más adelante en su vida. La OMS estima que unos 37 millones de niños entre 13 y 15 años consumen tabaco, y en muchos países, el uso de cigarrillos electrónicos es más común entre los jóvenes.
China, el mayor productor y consumidor de cigarros, cuenta con más de 300 millones de fumadores, casi un tercio del total mundial. Sin embargo, en 2016, el consumo de tabaco en China disminuyó por primera vez en dos décadas, según un informe de Euromonitor International. Este dato ofrece un rayo de esperanza en la lucha contra la adicción al cigarro.