Del río Bravo al Suchiate y del Atlántico al Pacífico, millones de mexicanos acudieron ayer a las urnas para participar en la elección más grande de la historia del país.
Durante la jornada se registraron largas filas, un inclemente Sol e incluso actos de violencia, que no consiguieron opacar el entusiasmo de la ciudadanía por participar en la fiesta democrática.
En las casillas se logró ver a jóvenes, personas con discapacidad, de la tercera edad, indígenas, policías, monjas e incluso hubo quienes, pese a encontrarse en postración por alguna enfermedad, acudieron en ambulancia y camilla a cumplir con su deber ciudadano.
Sin importar qué candidatos obtuvieron la victoria en las urnas, con la participación de la ciudadanía el ganador fue México.