Junio es el mes del orgullo. Al menos en México es el mes entero, aunque en otros países sólo se celebra el 28 de junio en conmemoración a los disturbios de Stonewall, en otros tantos una semana, esa que coincide con el día antes mencionado, y otros, como aquí, todo el mes.
Esta celebración-conmemoración se realiza con el fin de, precisamente, reafirmar ese orgullo sobre las orientaciones sexuales y las identidades de género, así como para visibilizar la existencia dentro de la sociedad. Y aunque muchas personas reclaman o afirman que no debería dedicarse un tiempo o un festejo a las disidencias, es siempre necesario.
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Para ejemplo, el reciente caso del líder sindical del Infonavit que mandó romper y quitar una bandera del movimiento LGBT+, lo cual habla de la urgencia de mantener el activismo, de continuar hablando y posicionándose en contra de estas prácticas odiantes.
Sin embargo, más allá de lo desafortunado, este mes (y francamente todos los demás) sirve para rescatar no sólo actividades y promover eventos, sino también para recomendar literatura queer o LGBT+ ese subgénero de pronto relegado, rezagado, poco reconocido o echado fuera de las mesas de novedades.
RECOMENDACIONES
Aprovéchate de mí de Xóchitl Lagunes
Novela ganadora del Premio de Novela José Revueltas 2020, cuyo título apela a esa canción de Café Tacuba del mismo nombre. La banda mexicana, vale decirlo, es una de las protagonistas a lo largo de los doce capítulos, aunque es el joven Santi quien en realidad protagoniza esta historia gay que d-escribe el andar de una relación destinada al fracaso, por la que, sin embargo, hay que pasar. Título entrañable, publicado por Tierra Adentro.
Un hombre de verdad de Thomas Page McBee
Saberse hombre pese a haber nacido con cuerpo de mujer. Esa es la historia de Thomas, quien no sólo vivió el periplo de su transición en una época compleja, sino que fue el primer boxeador transexual en pelear en el Madison Square Garden. McBee comprendió, una vez operado a los treinta años, que el mundo no sería el mismo. Y así lo narra desde una primera persona sensible, que lleva por lo que ha implicado su andar. Son, finalmente, más preguntas que respuestas. Pero de eso va la vida.
Las niñas del naranjel de Gabriela Cabezón Cámara
Volver a siglos atrás para contar una historia. La Monja Alférez fue una joven que escapó antes de convertirse en una monja de manera formal. Huyó con unas cuantas monedas, unas tijeras y no mucho más. Se cortó el cabello, cortó sus ropas y se hizo parecer un hombre caminando circunspecta. Desde entonces fue reconocido como Antonio. Es este travestismo lo que permite seguir el viaje de este nómada en tiempos de conquista. El dibujo de una promesa que debe cumplirse a cabalidad, aunque ello implique asirse a la tierra
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Tengo miedo torero de Pedro Lemebel
Hay pocos cronistas que pueden ser recordados como Pedro Lemebel. Más que por sus posturas, por su rabia y su sensibilidad a la hora de escribir. Este libro es una historia de amor en tiempos de la dictadura de Pinochet, específicamente en el año del atentado en contra de este. Un sardo y un hombre gay que se quieren, pero eclipsan por la imposibilidad de la época, por la voluntad ausente. Alrededor, un país en llamas, que, como escribió Lemebel, “sueña muy poco”.
Las malas de Camila Sosa Villada
Pocos libros tan rompedores como Las malas. La representación más transparente de la furia travesti y la fiesta de ser travesti. Es un libro de identidad, al tiempo que es una historia de terror, asimismo una bomba a punto de explotar, una manual de uso de la vida diaria. Es la historia propia de Camila, que encontró en las travestis del Parque Sarmiento un lugar al que pudo pertenecer sin tener que dejar de ser.