Xóchitl Gálvez regresa hoy al Senado, a la reunión de la Comisión Permanente de la cual no forma parte, por lo que fue necesario que Kenia López le cediera su lugar.

 

Bien a bien no se sabe a qué regresa Xóchitl pues, para fines prácticos, la actual Legislatura terminó el 30 de abril pasado.

 

Puede presentar iniciativas, desde luego, las que quiera, pero no tendrán mayor trascendencia, pues nadie les hará caso.

 

La oposición estará lamiéndose las heridas, como dijera alguna vez Jorge Hank Rhon, y los morenistas y rémoras estarán en la borrachera del triunfo.

 

Y pensar que en la siguiente Legislatura, en la que Morena está muy cerca de tener la mayoría calificada, alguien tomará en serio sus iniciativas, es hasta inocente.

 

Xóchitl hizo lo que pudo con lo que tuvo a la mano.

 

Ya habrá tiempo para que ella reconozca los enormes errores que se cometieron durante su campaña; errores de estrategia (nunca hubo un hilo discursivo, como aquí se señaló en varias ocasiones), errores de comunicación, errores de logística.

 

Hasta ahora no se ha escuchado una autocrítica, más allá del natural reclamo de fraude y de una competencia desigual, sobre todo por la injerencia abierta y descarada del Ejecutivo para favorecer a su candidata.

 

La presencia de la hidalguense en la sesión de la Comisión Permanente hoy solo despierta morbo.

 

Por lo que dirá -que no será otra cosa que denunciar una elección de Estado- y porque también podrá verse de qué están hechos los legisladores de oposición vencedores.

 

Hasta ahora, aparte del discurso más o menos conciliador de Claudia Sheinbaum, ninguno de los morenistas que ganaron sus elecciones ha salido a tender puentes con la oposición.

 

Ya se verá si Gerardo Fernández Noroña o César Cravioto, reconocidos por sus posiciones agresivas, son magnánimos en la victoria o simplemente serán ellos.

 

Xóchitl irá para que los suyos le den calorcito, seguramente, pero nada asegura que también le vayan a apedrear el tejado.

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No hace mucho mencionar al expresidente Enrique Peña en una plática de políticos guindas era casi delito, sobre todo porque el gran tlatoani siempre ha dicho que el sexenio del orgullo de Atlacomulco fue el más corrupto de la historia (aunque siempre trató con deferencia al exmandatario).

 

El caso es que ayer Peña Nieto felicitó por teléfono a Sheinbaum; la felicitación pudo haberse quedado guardada en el anecdotario personal, pero fue la propia candidata morenista quien la difundió.

 

A lo mejor con eso Peña pavimentó su regreso al país, o tal vez fue la muestra de que Sheinbaum seguirá criticando, como López Obrador, a la administración peñista pero no al exmandatario.

 

Cosas de la política.

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Por cierto, Sheinbaum manifestó ayer en un video su disposición a que se abran todos los paquetes electorales “que se tengan que abrir’’ para garantizar su triunfo.

 

Incluso, adelantó que quienes formarán parte de su gabinete serán “personas honestas, trabajadoras, conocedoras de los temas y con mucha convicción’’.

 

Eso de que sean “conocedoras de los temas’’ ya es una ganancia; ya ve cómo le fue al país y a las instituciones el hecho de poner a puros incondicionales en los mayores cargos.

 

Mire el ejemplo de Pemex, por citar solo uno.

 

Ojalá que entre las convicciones de la próxima Presidenta esté privilegiar el conocimiento sobre la lealtad o la idolatría personal.

 

    @adriantrejo