El presidente francés, Emmanuel Macron, convocó inesperadamente ayer elecciones legislativas anticipadas en Francia, después que el partido de extrema derecha Agrupación Nacional (RN) lograra alrededor de un tercio de votos en los comicios al Parlamento Europeo en su país.
“Dentro de unos instantes firmaré el decreto de convocatoria de las elecciones legislativas cuya primera vuelta tendrá lugar el 30 de junio y el balotaje el 7 de julio“, dijo Macron en un mensaje televisado apenas una hora después del cierre de los colegios electorales.
El inesperado anuncio es una “apuesta arriesgada” en opinión de Céline Bracq, directora general del instituto de sondeos Odoxa, para quien RN, “podría tener una mayoría en la Asamblea Nacional (cámara baja francesa) y, por qué no, mayoría absoluta tras (sus resultados) en las elecciones europeas”.
El candidato ultraderechista francés Jordan Bardella, de 28 años, obtuvo un 33.3% de los votos en las elecciones europeas de este domingo, seguido de lejos por la oficialista Valérie Hayer (14.45%) y el socialista Raphaël Glucksmann (13.31%), según cifras oficiales con un 90% de los votos escrutados.
“Macron es esta noche un presidente debilitado” por esta “estrepitosa derrota”, afirmó Bardella, que había reclamado al mandatario adelantar las legislativas normalmente previstas para 2027. “Esta tarde sopló un viento de esperanza en Francia y solo ha hecho que comenzar”, dijo ante sus simpatizantes.
El presidente francés lamentó un mal resultado “para los partidos que defienden Europa” y estimó que “el auge de los nacionalistas y demagogos es un peligro” para Francia. “Esta decisión (de convocar elecciones) es grave y de peso, pero sobre todo un acto de confianza”, agregó.
El resultado de RN, uno de los mejores de su historia, confirma además los esfuerzos de su líder, Marine Le Pen, por dar una imagen más moderada a la formación que heredó en 2018 de su padre, Jean-Marie Le Pen, conocido por sus comentarios racistas y antisemitas.
Las elecciones anticipadas no afectarían a Macron, quien seguiría como presidente hasta 2027, pero podría tener que compartir el poder con un gobierno de otro color político poco antes de los Juegos Olímpicos de París-2024, una “cohabitación” que solo se ha dado en dos ocasiones, entre conservadores y socialistas, desde 1958.