Un testigo narra cómo estuvo el desvanecimiento del presidente Andrés Manuel López Obrador en la base aérea militar de Mérida
 

Rogelio Ramírez de la O tiene una misión:

 

Evitar otro error de diciembre… o de octubre, más bien.

 

Recuerde usted esa historia:

 

Ernesto Zedillo había prometido la Secretaría de Hacienda y Crédito Público a Jaime Serra Puche y le ordenó ponerse de acuerdo con el titular saliente, Pedro Aspe Armella.

 

La primera reunión se programó para el 20 de noviembre y ambos equipos se citaron para las once de la mañana en una casa del sur de la Ciudad de México.

 

Llegaron todos los integrantes y se encerraron a analizar informes, números, reservas internacionales, avance del gasto público, proyecciones presupuestarias para 1995 y otros datos.

 

La reunión se preveía larga y por ello, de común acuerdo, pidieron viandas a un restaurante cercano para comer cuando apareciera el cansancio ante tantas cuentas nacionales.

 

Este aumentaba mientras pasaban las horas y había desconcierto porque los futuros funcionarios zedillistas no encontraban lógica sobre el manejo de las finanzas federales.

 

EFECTO TEQUILA

 

El encuentro se rompió poco antes de la medianoche.

 

Un funcionario cercano a Jaime Serra Puche, de nombre Pascual García de Alba -murió en 2019 y su último empleo fue el Ifetel-, salió y sorprendió a los colaboradores de los dos grupos con una frase todavía recordada:

 

-Esto es un desmadre. No puede estar así el país.

 

Alguien, nadie de prensa por cierto, le pidió mayor información y él intentó dibujar el desfiladero hacia el cual se precipitaba la nación en materia económica y financiera.

 

En síntesis, les narró, las reservas internacionales apenas superaban los tres mil millones de dólares y los compromisos inmediatos eran por 30 mil millones, diez veces más.

 

Fue la única reunión.

 

Ni Jaime Serra Puche, seguramente por acuerdo con Ernesto Zedillo, buscó a Pedro Aspe Armella ni éste lo llamó para reanudar la llamada entrega-recepción de los libros blancos del gobierno.

 

Lo demás es sabido:

 

El país se encontraba en un hoyo tras los asesinatos de los priistas Luis Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu y la subsecuente fuga de divisas.

 

Así se recibió la hacienda pública y Serra Puche agravó la situación cuando a semanas de la nueva administración anunció en Nueva York la intención de devaluar al peso mexicano.

 

Error de diciembre -lo denominó Carlos Salinas, resuelto con un crédito de 20 mil millones de dólares por el gobierno de William Clinton.

 

VIGILAR AL PESO

 

1.- Hoy, ante los temores por las reformas, hay una tabla de salvación.

 

Se llama Rogelio Ramírez de la O y desde ahora opera para tranquilizar a los mercados, evitar fuga de divisas, el encarecimiento del dólar -y la consecuente inflación- y hacer una transición tersa en lo económico.

 

Es la intención, pero los mercados están expectantes sobre el rumbo de la reforma judicial, el destino del Estado de Derecho y la pretensión de desaparecer los órganos de contrapeso al gobierno.

 

Y 2.- Lo anotábamos en días pasados:

 

El secretario de Seguridad del Estado de México, Andrés Andrade, operó para dar protección a más de 200 candidatos y evitar crímenes como se dieron en otras entidades.

 

Pues ha sido llamado al equipo de transición de Claudia Sheinbaum y a su posición Delfina Gómez ha mandado a Cristóbal Castañeda.

 

    @urenajose1

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