Foto: Miguel Mariñez | Monumentos. Entre la jungla de acero y concreto en que se ha convertido la ciudad, sobreviven árboles centenarios, símbolos de la urbe  

Con la mirada, Joshua examina de arriba a abajo un inmenso tronco con más de 500 años de antigüedad, vestigio que sobrevivió a la urbanización de la calzada México-Tacuba, en la Ciudad de México.

Maravillado, imagina al conquistador Hernán Cortés llorar a los pies de lo que entonces fuera un gran ahuehuete, tras su derrota a manos de los mexicas en 1520.

“Ganaron los mexicas y Hernán Cortés vino aquí a sacar las lágrimas de la derrota. Aquí llegó a llorar, vio que perdió contra unos indios, como ellos dicen, pero ¡aquí estamos!”, relató el mexicano-americano, quien por primera vez conoció al llamado Árbol de la Noche Triste.

O el Árbol de la Noche Victoriosa, como se le llamó a partir del 2021, y que actualmente es un monumento natural en honor a la lucha de los pueblos indígenas.

Este quizá es el ahuehuete más famoso de la capital del país, que alberga una serie de árboles de esta especie, que son particularmente queridos por los habitantes de la urbe.

Por ejemplo, en el Bosque de Chapultepec, situado al poniente de la capital, existe una auténtica galería de estos árboles, y entre ellos los restos de El Sargento, un árbol sembrado por el rey Nezahualcóyotl, el cual se encuentra cerca del memorial del histórico Escuadrón 201, la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana que peleó contra los japoneses en la Segunda Guerra Mundial.

El Sargento se impone ante los visitantes del bosque con su majestuoso tronco, ya sin ramas ni hojas, de 15 metros de altura y 40 metros de ancho, por lo que las visitas se toman la foto con el árbol que vivió más de 500 años.

En la Calzada del Rey, en el fondo de la Primera Sección del Bosque de Chapultepec, a las espaldas de la Fuente del Quijote, se encuentra La Abuela, otro árbol de ahuehuete emblemático, y es que en sus más de 200 años de vida despierta el interés de los curiosos y de aquellos amantes del esoterismo, tanto que las autoridades la cobijaron con un riachuelo, la cercaron y hasta colocaron un policía para resguardarla y evitar el paso de las personas a la zona.

En la exglorieta de la Palma, en Paseo de la Reforma, está otro famoso árbol, pero mucho más joven, con apenas 20 años de edad, que renombró a la rotonda de la Palma como la del Ahuehuete, esto al sustituir a una centenaria palmera, que murió en 2022 a causa de un hongo.

Por otra parte, saliendo de la estación Nativitas, de la Línea 2 del metro, está otro ahuehuete, del cual nadie sabe su nombre, pero que es parte del jardín de un centro comercial y convive entre el paso de la gente, el smog de los vehículos y los puestos semifijos de los comerciantes.

La anchura del tronco evidencia la edad del árbol, la cual es de alrededor de 150 años, por lo que fue testigo de la Revolución Mexicana; los comerciantes de la zona señalan que personal del centro comercial es quien se encarga de darle mantenimiento, aunque resaltaron la necesidad de una poda.

 

Cuidados

Alejandra Moreno, doctora por el Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), recordó que la falta de agua ocasionó el deceso del Árbol de la Noche Victoriosa y El Sargento, por ello alertó que la actual sequía en la Zona Metropolitana del Valle de México representa un riesgo para los árboles.

“Los riesgos principales para estos árboles es la crisis hídrica. El ahuehuete es una especie que necesita mucha agua para sobrevivir y a cambio evita la erosión del suelo y mantiene los cuerpos de agua limpios“, destacó.