Las elecciones al Parlamento Europeo transcurrieron con normalidad sin mayores complicaciones. Bueno, casi sin complicaciones si no fuera por el ascenso de la extrema derecha en los veintisiete países de la Unión Europea. En todos ha aumentado, pero hay varios donde comienza a ser una amenaza real.

En Francia por ejemplo el varapalo que le ha dado al presidente Emmanuel Macron ha sido de tal calibre que ha tenido que disolver la Asamblea Francesa y ha tenido que convocar elecciones. La arrolladora victoria de la extrema derecha de Marie Le Pen en manos del joven de veintiocho años Jordan Bardella, le pisa los talones a un Macron que no ha sabido por dónde le viene el golpe.

El caso alemán es bastante parecido, el partido populista de extrema derecha Afd ha ilusionado a un electorado cansado de tanta inmigración. Esto le está literalmente pisando los talones al mismo canciller Olaf Scholz.

La Italia de Giorgia Meloni se ha esgrimido como un país líder en el extremismo europeo. En España Vox también ha conseguido alcanzar nuevas cuotas de poder. Algo parecido le ha pasado a Bélgica y a Holanda y así podríamos seguir en el resto de los países europeos.

¿Qué está ocurriendo para que Europa esté dando un giro radical hasta la extrema derecha? Esta situación ya la vivimos en los años treinta del siglo pasado en Italia y Alemania. No es difícil entender que los ciudadanos europeos busquen respuestas a las preguntas que les hacen a los políticos ortodoxos. La inmigración, la inseguridad del yihadismo y la falta de oportunidades hacen el resto. Entonces emergen políticos populistas que dicen resolverles esas respuestas, aunque no sea cierto.

Es la hora de un cambio. Pero no hacia los extremismos. Hay que buscar nuevos modelos que busquen asentar los cimientos de las nuevas sociedades mundiales.

 

      @pelaez_alberto