“Hay dos formas de engañarse: una, creer lo que no es cierto; la otra es rehusarse a creer lo que es cierto”: Kierkegaard

 

En la situación actual del país parecería que lo único cierto es que no tenemos ni la menor idea de lo que va a suceder. Muchos de los electores de Xóchitl no salen de su sorpresa y manifiestan su desilusión, enojo y amargura en las redes sociales con mensajes que rayan en lo absurdo.

Los dirigentes de la oposición están ahora en una abierta guerra civil y su excandidata haciendo declaraciones aquí y allá que sólo abonan a la confusión y al desencanto.

Por el lado de Morena y socios, la confusión no es menor, ¿quién manda en la 4T, Andrés Manuel López Obrador o Claudia Sheinbaum Pardo? El Presidente tratando de imponer su poder y su agenda a como dé lugar y Claudia aguantando hasta donde le sea posible y evitar ser avasallada durante una transición absurdamente larga.

La historia de la sucesión presidencial en México no es precisamente tersa: Plutarco Elías Calles, el primer Jefe Máximo, impone y después despide al inútil de Pascual Ortiz Rubio. Lázaro Cárdenas se deshace de Calles, lo manda al exilio y le perdona la vida. Como el país se iba apaciguando, se pasó de los asesinatos en el poder al parricidio político.

Luis Echeverría se lo aplicó a Díaz Ordaz, después López Portillo se deshace de Echeverría y de la Madrid elimina del panorama a López Portillo. La última gran ruptura durante una sucesión presidencial se da en 1994 entre Carlos Salinas y Ernesto Zedillo.

En medio de una convulsión social y política donde se conjugan la aparición del EZLN, los asesinatos de Colosio y Ruiz Massieu y una crisis económica fuera de control, llega a la presidencia Zedillo, carente de oficio político e inexperto en el manejo de crisis. Las irreconciliables diferencias con Salinas provocaron lo que se conoce como “el error de diciembre”, cuyas consecuencias fueron devastadoras para el país y el inicio del fin del PRI de forma irreversible.

Treinta años después, ciertamente en condiciones muy diferentes, estamos ante una transición muy compleja; AMLO una vez ganada la elección de forma casi perfecta, se enfrenta al reto más importante de su vida política: retener el poder y someter a Morena y al próximo Gobierno a su voluntad. Son tantas las cosas que pensamos que nunca pasarían en este sexenio que creemos que es poco lo que debemos sorprendernos. Alerta.

AMLO ha sido tan omnipresente durante todos estos años, que hoy debemos preguntarnos, ¿realmente conocemos a CS? Hay quienes piensan que el parricidio se dará después del primero de octubre, una vez que tenga la banda presidencial. Pero, ¿no le había ya cedido AMLO el bastón de mando? ¿O vamos en camino del maximato desde La Chingada?

No estoy seguro si el debate de la reforma al Poder Judicial sea otro de los distractores de AMLO, y poner una cortina de humo a uno de los problemas más complejos que va a enfrentar Claudia Sheinbaum el año próximo: el grave desbalance entre los ingresos y egresos de las finanzas públicas que ya anticipó el Banco de México en los Criterios de Política Económica para 2025.

Para sostener el gasto público (entiéndase gasto social) el Gobierno de CS tendrá las siguientes alternativas: una muy drástica reducción del gasto, deuda o impuestos extraordinarios como gravar el patrimonio.

Los intentos de Sheinbaum Pardo por tranquilizar a los mercados financieros no parecen estar teniendo el éxito que ella desearía y las intervenciones de AMLO no la están ayudando. La tensión es evidente.

Un hombre, que del poder sabía un rato largo, me dijo un día: “El poder es poder poder”. ¿Podrá CS ejercer el poder sin AMLO? Tiempo nublado.

 

@Pancho_Graue

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