Uno de los inmuebles más emblemáticos del Centro Histórico poblano es el Edificio Vacas, una evocación de la modernidad de los años 50 en Puebla, en el que la sociedad aspiraba a vivir, destacó la académica de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), Dolores Dib.

La especialista, que realizó su tesis de doctorado sobre las torres de apartamentos en la capital del estado, destacó a la construcción que se sitúa en calle 9 Norte como una de las más importantes “no sólo como ejemplo e icono de la arquitectura poblana, sino también por su funcionalidad, sus innovaciones y la labor de recuperación que se realizó en el inmueble, el cual conserva todo su esplendor”.

Dib Álvarez destacó la edificación por ser testigo del crecimiento y los cambios de la ciudad durante la mitad del siglo XX, además de que también representa un punto de referencia en la historia urbana y arquitectónica.

Por una parte, la académica consideró que el diseño y construcción del mismo “reflejan un período de modernización y crecimiento económico, mientras que su resistencia y adaptabilidad a lo largo de los años demuestran la fortaleza y el carácter de su estructura”.

LOS ORÍGENES

La especialista en Patrimonio Edificado de la UPAEP detalló que el inmueble fue construido entre 1948 y 1952, “y está considerado un icono arquitectónico de mediados de siglo XX en Puebla; en su momento, hasta 1980, fue el edificio más moderno y alto de la ciudad, con su estilo es Art Déco, el cual estuvo presente en nuestro país desde los años 30”.

Detalló que en la parte inferior hay un área comercial, la cual fue diseñada desde su origen y con ocho niveles habitables.

“También fue el primero en tener un elevador y un estacionamiento subterráneo, un cubo de incineración y una red interna para la distribución de gas”.

Destacó que el edificio tenía un total de 40 departamentos, “todos muy amplios, por lo que para aquel entonces era un privilegio vivir en el edificio; así que muchas familias de la alta sociedad vivían en ese lugar, con departamentos amplios, lo más lujoso”.

Dolores Dib narró que el propietario original fue Emilio Ramón Vacas, “por eso se le reconoce como el Edificio Vacas”, para después pasar a ser propiedad de sus descendientes; sin embargo, a principios de los años 90 hubo problemas entre ellos, lo que ocasionó que se le abandonara por varios años, sin mantenimiento.

EL RESURGIMIENTO

Tras el olvido, Dib narró que fue el empresario Pedro Ocejo quien 23 años comenzó a diseñar un proyecto para el rescate de la insigne construcción.

“Era una pena tener una vivienda tan bonita y con tanto potencial en el abandono, por lo que se dio a la tarea del rescate del inmueble; este empresario, a partir de final de los 90 e inicios del año 2000, tuvo el interés de rescatar edificios con valor arquitectónico abandonados para ser recuperados.

Uno de ellos, el restaurante El Sindicato, que aún funcion, era la sede sindical de La Constancia; también rescató La Garita, y ese interés lo hizo voltear al Edificio Vacas.

Detalló que, en esa época, la familia decidió poner en venta el inmueble y se pudo realizar una negociación con Pedro Ocejo para su rescate.

Para la labor, detalló que el empresario hizo equipo con varios colegas quienes aportaron recursos económicos para los trabajos de rehabilitación y recuperación.

Se necesitaron permisos, desde el nivel municipal al estatal y del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), por lo que tomó tiempo iniciar los trabajos; no obstante, al cabo de dos años de gestiones y obras, “el edificio quedó en perfectas condiciones de habitabilidad; se guardaron todos los elementos arquitectónicos de su fachada Art Déco; además en la azotea se construyó una gran terraza y con ello inició la comercialización y venta”.

Detalló que, una vez culminadas las obras de recuperación, se realizó un “régimen de condominio vertical e inició el proceso para la venta de todos los departamentos, algunos de estos muy grandes; se les hicieron adecuaciones para adaptarlos a las necesidades de los posibles compradores, así que hubo una gran oferta para las distintas necesidades”.

EL VALOR

Por una parte, Dib Álvarez destacó al Edificio Vacas como un ejemplo de viabilidad histórica y comercial, de la recuperación de inmuebles patrimonio.

“Es una muestra del rescate que los empresarios hacen para recuperar estos edificios; siempre se habla de la repoblación del Centro Histórico, que hay que adaptar más casas; en el centro existen muchísimos edificios de departamentos que están desocupados o deteriorados(…), por lo que es una invitación a los empresarios a qué realicen este tipo de inversión en inmuebles ya que seguramente tendrán éxito con una oferta de vivienda digna, accesible en una de las zonas más bonitas de la ciudad”.

Por otra parte, destacó su valor y aportación a la belleza arquitectónica del Centro Histórico, así como al urbanismo de la capital de Puebla.

Para ello, resaltó que la corriente del Art Déco llegó a México en los años 20 del siglo XX, con mucho éxito en las principales ciudades del país, “donde se hizo este edificio con estas características, con líneas y ornamentos muy hermosos en la fachada, una puerta de acceso con elementos geométricos, propios de este estilo.

“A pesar de que es un edificio muy alto, se integra al contexto arquitectónico que lo rodea y hace contraste con la arquitectura colonial de las inmediaciones de forma estética”.

“Me acuerdo de que, cuando era pequeña, muchos de nuestros compañeros vivían ahí, y algunos nos invitaban; en ese tiempo, la altura y la amplitud de los departamentos nos impresionaba, eran departamentos muy bonitos”.