Mark Rutte, el primer ministro neerlandés, está a punto de convertirse en el próximo secretario general de la OTAN, tras las garantías dadas a Hungría. Rutte, que ha estado al mando en los Países Bajos durante más de una década, se ha consolidado como el candidato principal después de resolver determinadas inquietudes del primer ministro húngaro, Viktor Orbán. Y es que el respaldo se produjo después del compromiso de Rutte de eximir a Hungría de participar financiera o militarmente en las iniciativas de la OTAN en Ucrania, lo que garantizó la “luz verde” de Budapest.
El acuerdo se produjo tras una serie de negociaciones respaldadas por una garantía escrita de Rutte (misma que fue compartida en redes sociales por Orbán), y que partía de acuerdos negociados previamente por el actual secretario general y ex primer ministro noruego, Jens Stoltenberg. Esta medida no solo ha allanado el camino de Rutte, quien cuenta con el crucial apoyo de los Estados Unidos, sino que también recalca el potencial para llegar al 75º aniversario de la alianza en unidad y con el próximo jefe político definido.
Este logro resulta crucial ya que la OTAN opera sobre una base de consenso, lo que significa que la aprobación de todos los estados miembros es necesaria en estas decisiones. La diplomacia de Rutte ha neutralizado la oposición de países con vínculos más estrechos con Moscú, como Hungría y Eslovaquia, dejando solo por definir la posición de Rumania, encabezada por el presidente Klaus Iohannis, quien también es un candidato para la secretaría general.
El liderazgo de Rutte llegaría en un momento crítico para la OTAN, que está lidiando con conflictos en Ucrania y tensiones geopolíticas potencialmente mayores en Medio Oriente y el Estrecho de Taiwán. Mientras Europa enfrenta crecientes gastos militares en respuesta a los temores de la expansión rusa, el reto para Rutte sería mantener la cohesión de la alianza en este contexto.
Por otro lado, la próxima cumbre de la OTAN en Washington D.C. (9-11 de julio) tiene como trasfondo una mayor militarización y participación en conflictos por parte de varios países. El Índice de Paz Global 2024, elaborado por el Instituto de Economía y Paz, con sede en Sídney, indica el mayor número de conflictos activos (56) desde la Segunda Guerra Mundial.
Este entorno presenta un panorama difícil para Rutte, quien, en dado caso, deberá navegar la intrincada dinámica de la guerra moderna y la siempre frágil política de alianzas.